jueves, 4 de marzo de 2010

!Salvemos el Merengue! Queda mucho que cantar!


No me doy a entender. La culpa es mía, no de los demás. La cuestión es que, según me parece, mucha gente no entiende lo que trato de plantear.
Realmente no creo que el merengue esté muerto. A veces hago afirmaciones un poco fuertes, pero son para mover a la reflexión y al debate. Aunque sí creo que está en terapia. El merengue necesita reingeniería. Más temprano que tarde. Si se tarda mucho el paciente puede entrar en coma, y fallecer.
Hay puntos de vista encontrados: unos piensan que no necesita ninguna reingeniería, ni tiene que evolucionar. Otros, entre ellos yo, creemos que sí lo necesita.
Basta con poner el oído cercano a lo que escuchan los jóvenes. Uno puede darse cuenta de que si el merengue no evoluciona en su sonoridad, en sus arreglos, y se hacen temas que correspondan con los nuevos tiempos, lamentablemente va a fallecer. Los jóvenes no corresponden a los mismos códigos que funcionaban en los 80 y los 90. estamos asistiendo a un momento de tránsito, de cambio, sin dudas interesante.
¿Por qué existe el merengue de calle? Existe porque fue una necesidad dialéctica, sociañ, de los jóvenes de los barrios. Necesitaban ver reflejada esa realidad que les rodea, llena de contradicciones, violencia, rapidez, drogas, etc. en sus canciones. Y se dieron a la tarea de crear su propia música, que bien pudo no llamarase merengue de calle ni mambo, sino de otra forma. Pero la crearon, y ahora ese tipo de música está catalizándose, en ebullición, dentro de un interesante momento, refinándose un poco, encaminándose a otro nivel. Lo demuestra Omega, sin lugar a dudas, el líder de esa manifestación musical.
El merengue de calle es, pues, la respuesta social de las jóvenes generaciones, al estancamiento en cuanto a arreglos musicales. Insisto en lo que afirmé en el primero de estos trabajos: al merengue lo están matando. Lo matan la abulia, la desidia, la inercia, el conservadurismo. La culpa es de todos. ¡Salvemos el merengue! ¡Queda mucho que cantar!


Por Alfonso Quiñones

No hay comentarios.: