viernes, 23 de noviembre de 2012

El cantautor español José Luis Perales confiesa que no puede dejar de emocionarse y llorar cada vez que escribe con el alma.

Con 25 producciones en su catálogo como intérprete, cientos de canciones escritas, un público fiel que le sigue desde hace 40 años y más de 50 millones de discos vendidos en el mundo, el cantautor español José Luis Perales confiesa que, sobre todo cuando comienza una gira, aún le tiemblan las piernas cuando sale al escenario, aún siente la emoción dramática de enfrentarse al público. Y confiesa, también, que no puede dejar de emocionarse y llorar cada vez que escribe con el alma.


Todas esas sensaciones las ha vivido con “Calle Soledad”, la última producción que le trae de gira por América Latina y que presenta en Santo Domingo hoy y mañana, en el Teatro Nacional, a las 8:30 de la noche.

Son once canciones que recuerdan al Perales romántico de siempre, canciones que hablan de soledad, de lunas, de encuentros, de dolor, de estaciones, de caminos, de motivos para vivir, de olvidos, de amor y, por supuesto, desamor.

En esta ocasión el verdugo (así se refirió a su familia hace unos años en una canción) no le ha reclamado nada, no le ha echado en cara que recurra a los mismos tópicos para emocionar a sus seguidores.

“Ya no se atreven -ñdice Perales riendo a LISTÍN DIARIOñ. Ya saben que tengo mucho cuidado, porque en esta ocasión no he hablado de gaviotas, ni de lluvia en el jardín, ni de doblar la esquina, esos tópicos que hice en aquella canción (Mis tópicos). Ya no los repito mucho, pero evidentemente la luna es un recurso fácil para la canción, y el amor, y el desamor...”.

Más romántico que nunca
Nacido en Cuenca en 1945, Perales dice que esta producción es diferente en cuanto a escritura, que las canciones tienen un lenguaje más depurado y algunas son incluso muy poéticas, como “El inverno”, una de sus favoritas.

Le preguntamos si está consciente, como autor, de las emociones que despiertan sus letras, su voz y su música; de lo fácil que hace llorar y temblar a las personas, y responde que sí.

“Porque yo también lloro cuando escribo. Y es fantástico llorar por amor. Que llore el alma por emoción de verdad, no de pena, sino de emoción, me parece maravilloso”. Recuerda que no pudo controlar la emoción cuando escribió hace unos 26 años “Que canten los niños” (dedicada a las Aldeas Infantiles SOS), y le ocurrió otra vez en Canción para Manuela, incluida en Calle Soledad y dedicada a su nieta.

Pero él prefiere dar rienda suelta a sus emociones, y así como llora igual se tira al suelo de la risa que le provocan algunas de las ocurrencias que imagina mientras escribe.

“Por eso el mundo del autor es muy mágico y es muy íntimo. Por eso siempre estoy solo cuando escribo, me pongo lejos de la gente, porque suelo hacer cualquier locura”, sostiene.

Perales es tan prolífico creando que nunca ha cantado una canción que no sea de su autoría.

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NO HAY RETIRO, MIENTRAS TENGA VOZ Y GANAS
Como presentarse ante el público era para Perales un verdadero drama, razón por la que, asegura, no hace muchas giras o las distancia cada vez más, ahora se prepara.

“Tengo la responsabilidad de no fallar, de cumplir las expectativas que la gente tiene, de aprenderme perfectamente las canciones. Antes de que comience la gira, cada mañana durante dos meses canto todo el repertorio de las canciones nuevas y el repertorio viejo también, repaso los espacios y los ensayos”.

Una vez comienzan los conciertos la seguridad y la picardía llegan, y también las manifestaciones de cariño, tan grandes que Perales piensa que la gente lo quiere más de lo que merece.

“Es así, no creo que tenga tanto mérito para que me quieran tanto. Y soy bastante más imperfecto que lo que la gente piensa”.

Otro detalle que le emociona muchísimo es ver a los jóvenes en sus conciertos.

“Esa es quizá una de las cosas que más agradezco, ese quizá sea el mayor premio que considero a mi trabajo de autor, porque la música no se ha quedado solo en la gente de mi generación”. Esa empatía con el público que no repara en edades para disfrutar la música es lo que le mantiene en los escenarios, porque, según nos dijo, ha intentado retirarse muchísimas veces desde hace 20 años para dedicarse solo a escribir. Y no lo hace, dice, porque nunca ha podido, porque no lo han dejado.

“He llegado a la conclusión de que no puedo retirarme, no mientras haya voz y ganas”.

fuente listin diario

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