viernes, 18 de octubre de 2013

Palito de Coco refrescante a la tensión dominico-haitiana. El cantante Rumai humilde, sencillo, con el que varios artistas quieren grabar, y que no habla casi el español con un natural talento artístico.

New York, NY.-Desde el punto de vista político, la canción  surgida de un “accidente” del  destino, gracias a las redes sociales y, a la acogida que ha tenido, tanto en la republica dominicana, como a nivel internacional, Palito de Coco, interpretada por el nacional Haitiano Rumai, ha caído como un balde de agua fría, a la tensas relaciones que viven en estos momentos, dos naciones, dividida por una frontera imaginaria.
Rumai, un nacional haitiano humilde, sencillo, con el que varios artistas quieren grabar, y que no habla casi el español, como lo admitiese en el programa De Extremos a Extremos durante su debut, sin proponérselo, ha venido a alivianar esas heridas histórica que soterradamente subsiste entre ambos países.
Pero también, ha afianzado los colores del ritmo nacional haitiano, en nuestra debilitada merengue y costumbre, sonido que es muy popular en nuestros bateyes, y que una vez logro trascendencia, de mano de Félix Cumbe “El Haitianito”.
No ha importado la nacionalidad haitiana de Rumai, para que los dominicanos, hagan de su canción un total y rotundo éxito, despejando de raíz, los criterios racistas que se le indilga a la población dominicana.
De paso, esta aceptación -brindada sin reserva a Rumai- ha dado una galleta sin mano, a los extranjeros que irrespetaron, nuestra nación y a su presidente, en su propia tierra, durante el discurso en la apertura de la XII Conferencia que organiza la CEPAL.
Rumai y su Palito de Coco, han “invadido”, las redes sociales, las discotecas, los colmadones, los hoteles, las Cabañas, la radio, la televisión, los programas de entretenimientos, los programas radiales, las comedias, los noticieros, periódicos, y hasta a logrado que los dulce de Coco con melao, sabor y color rojo, pasen de ser un artículo de consumo barrial, ha ser aceptado como postre en restaurantes de lujo del país.
Por: Miguel Melenciano

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