viernes, 2 de enero de 2015

La actriz y bailarina de origen cubano Ninón Sevilla, falleció a los 85 años de edad, debido a un paro cardíaco.

La actriz y bailarina de origen cubano Ninón Sevilla, fallecida este jueves a los 85 años de edad, debido a un paro cardiaco.

Deja un gran legado por las más de 20 películas que filmó, algunas de ellas dentro del “Cine de Rumberas” como “Pecadora” (1947), “Aventurera” (1950) y “Mulata” (1954), en la Época de Oro del cine Mexicano.La bailarina mexicana destacó por su participación en cintas como “Coqueta” (1948), “Sensualidad” (1950), “Víctimas del pecado” (1951), la comedia musical española “Zarzuela” (1959), este último filme de su primera etapa cinematográfica.

Sevilla regresó al Séptimo Arte en 1981 con la cinta “Noche de carnaval”, por la cual ganó el Ariel a la Mejor Actriz del Año.
Asimismo, debutó en televisión en la telenovela “Juicio de almas” (1964), para después continuar su carrera en melodramas como “Tú eres mi destino”, “Rosa salvaje”, “Cuando llega el amor”, “La usurpadora” y “Qué bonito amor”, entre otras.

Neé Emelia Pérez Castellanos, su nombre real, protagonista también de filmes como “Carita de cielo”, nació en La Habana, Cuba, el 10 de noviembre de 1929.

Aunque deseaba ser monja misionera, su pasión por el baile y el mundo del espectáculo fue más fuerte.

Su carrera artística la inició en su adolescencia al integrarse al coro de un conjunto de variedades, en el que bailaba y cantaba, y con el cual visitó un gran número de foros en su tierra natal.
La actriz llegó a México en 1946 para participar en algunas obras pequeñas, hasta que fue descubierta por el productor cinematográfico Pedro Arturo Calderón, quien embelesado con sus piernas y su erótico vestuario la hizo debutar en “Carita de cielo”.
Aunque su paso por el Séptimo Arte puede considerarse breve, éste fue suficiente para que impactara al público que la adoptó como una de las máximas figuras del llamado “Cine de Rumberas”.

Sus piernas perfectas para la época de los 40, sus movimientos desenfrenados al ritmo de la rumba cubana y la mirada expresiva fueron los elementos que la ubicaron como un símbolo sexual.

A finales de los 50 la cubana se retiró de los escenarios y volvió hasta la década de los 80 para participar en algunos largometrajes como “Noche de carnaval” (1981), con el cual obtuvo un Ariel a la Mejor Actuación.

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