“Eso no se usa, tomarse dos litros en una discoteca. Habría que tener quince mil pesos en los bolsillos”, asegura Víctor López, editor del portal loquellegaaqui.com.
El joven informa que la mayoría prefiere tomarse unos tragos más baratos en los “Liquor Store” y luego, avanzada la noche, dar una bailadita en bares y ranchos típicos. El dato comprueba lo costosas que suelen salir las “salidas” nocturnas, pues, con el argumento de que todo está caro, los bares, restaurantes, ranchos y escenarios de baile, cobran y etiquetan las bebidas a precios descomunales.
Los dueños de negocios justifican las alzas por los elevados costos en la operación.
Pese a la crisis que golpea por distintos frentes, el Cibao ha sido la plaza por excelencia de las fiestas y presentaciones en vivo. Es aquí donde más emisoras suenan música dominicana y donde prácticamente la semana entera usted encuentra donde bailarla.
De acuerdo a Víctor Miguel Taveras de Audio Cristal, los dueños de bares y discotecas acostumbraron a los artistas a pagarles sumas descomunales y ahora han quebrado o no hay quien aguante el altísimo costo de las bebidas, para compensar el pago a los grupos.
Mirando desde otra perspectiva, Máximo Rodríguez Durán, arrendatario de Monte Bar, uno de los espacios con mayor actividad en Santiago durante la semana, asegura que este verano será una temporada lúgubre para el entretenimiento en Santiago.
A su juicio, la inseguridad ciudadana, sumado a los altos costos operacionales, los contratos de orquestas y la publicidad, atentan contra la diversión nocturna en la región.
Cada cuatro meses
“Anthony Santos, Frank Reyes, Banda Real, Héctor Acosta y Zacarías Ferreira son de los pocos artistas que tienen público asegurado y llenan”, expresó el empresario, haciendo la salvedad de que a pesar de eso, tocan aquí cada cuatro meses y deben regalar cientos de pases de cortesía.
((Rumba
Alternativas y quejas de la gente
Los fines de semana, el área monumental es la alternativa de disfrute barato para cientos de personas que estacionan su vehículo con música en alto volumen y consumen bebidas al aire libre sin limitación y el cinturón del Itebis que pagarían en un establecimiento privado.
Quejas: El público se queja del alto costo de las bebidas y lo tarde que suelen iniciar las fiestas. “Comienzan tarde para que la gente beba, consuma más y así darle entre las costillas”, refiere Gregory Montaño, habitué de los ranchos típicos.
-De Moda: Están los bares que son un “lleno” los sábados: Alambique, Dubai y Level. También Soho, Cay, Luna, Sahjara –sólo cuando tienen fiestas privadas- Ahí Bar (pero sin presentaciones en vivo), entre otros.
En pie a pesar de la crisis Los artistas alegan que ellos también tienen muchos gastos y elevan sus tarifas. Esto hace que todo le cueste más al público que es el consumidor final”, refiere Máximo Rodríguez de Monte Bar. En Santiago ñdetalla- las cuñas de televisión están carísimas y hay emisoras de radio que cobran hasta 500 pesos por una, sin mencionar un popular conductor radial en cuyo programa “no hay quien le meta el pico” a una mención.
“La diversión en el país colapsó. Los números no dan por los costos de contratación, publicidad, montaje. Además el control en los horarios y por la inseguridad ciudadana la gente no quiere salir ni de día, imagínese de noche”, resume Rodríguez Durán.
Típicos han roto recordEn el Cibao, las agrupaciones típicas trabajan la semana entera. Y en algunos ranchos tienen presentaciones fijas sea viernes, sábado o domingo. En Andy Ranch, por ejemplo, Banda Real toca los viernes, La Selección Típica está fija los domingos en Rancho Típico Las Colinas y I Swing ese mismo día en Monte Bar.
Berny Díaz, del portal clavefuerte.net, asegura que pese a la expansión de “bolsillos tristes” por la situación económica, los grupos típicos se mantienen trabajando la semana entera y en una misma zona. “No es igual cuando un merenguero como El Torito viene y llena, pero dura cinco meses para regresar. Las orquestas no aguantan el fuete y las agrupaciones típicas se mantienen trabajando”, declara.
“Quien suena en Santiago, suena en catorce provincias y le compran fiestas en todas”, dice Víctor M. Taveras, valorando la trascendencia de la región.