sábado, 30 de mayo de 2009

Obama: '¡Una con queso, chile, mostaza... y lechuga!'





El presidente de EEUU, Barack Obama, fue objeto de burlas entre algunos por su afición a la rúcola y los cafés de diseño durante la campaña electoral, pero tras su llegada a la Casa Blanca la hamburguesa parece ser el plato de su corazón.

El presidente "se escapó" este viernes de la Casa Blanca por segunda vez en unas pocas semanas para almorzar el plato considerado símbolo de la cocina estadounidense.

En esta ocasión se plantó por sorpresa en el establecimiento de una cadena local de hamburgueserías en el sureste de Washington, donde llegó acompañado por un equipo de la cadena de televisión NBC que filmaba un documental sobre la vida diaria en la Casa Blanca.

Obama, que causó una auténtica sensación a su llegada al restaurante, encargó hamburguesas con queso para él y para varios miembros de su comitiva y pagó en efectivo. La prensa que le acompañaba pudo contar ochenta dólares en el manojo de billetes que sacó.

'Que lleve chile jalapeño... y lechuga'
El presidente examinó brevemente el mural con el menú antes de pedir "una hamburguesa con queso y patatas fritas para mí. Que lleve chile jalapeño, tomate, mostaza... y lechuga también".

Obama encargó también una variedad de hamburguesas para su comitiva. Tras recibir su número de turno, el 41, el presidente estadounidense optó por recorrer el local y saludar a los comensales mientras esperaba.

En una ocasión pareció dar las gracias a uno de los clientes por su servicio en las Fuerzas Armadas. A una mujer irlandesa le aseguró que quiere ir a visitar ese país, de donde proceden parte de sus ancestros. Tras recibir su encargo, y fotografiarse con los empleados del local, Obama abandonó el restaurante cargado con dos grandes bolsas de papel y regresó a la Casa Blanca.

Segunda vez en días
Apenas unas semanas antes, el presidente estadounidense había aparecido también por sorpresa en una hamburguesería, en esta ocasión en las afueras de Washington, en Virginia.

El presidente de EEUU cuenta el dinero con el que pagó el menú. Efe
Allí acudió en esa ocasión acompañado por el vicepresidente, Joe Biden, después de que alguien entre el personal de la Casa Blanca hubiera alabado la calidad de esas hamburguesas en particular. En esa ocasión, y a diferencia de esta vez, Obama se ofreció a comprar hamburguesas para la prensa que le acompañaba, aunque tan sólo algunos le aceptaron el ofrecimiento. Quienes aceptaron optaron por donar una cantidad equivalente al coste de su consumición a organizaciones de caridad, por razones éticas.

La primera dama, Michelle Obama, también se desplazó a una hamburguesería para almorzar en una ocasión poco después de la investidura de su esposo. Fuera de estas excursiones para consumir los emparedados de carne, los Obama tan sólo han acudido a otro restaurante, aunque el contraste con una hamburguesería no puede ser mayor.

En esa ocasión, el presidente, que había prometido a su esposa que intentaría mantener su costumbre de Chicago de salir a cenar fuera en citas románticas, llevó a la primera dama a uno de los restaurantes más exclusivos en Washington. Pero es la frecuencia con la que últimamente el presidente sale a por una hamburguesa lo que ha suscitado la curiosidad de la prensa. "¿Qué pasa, que el presidente no puede conseguir una hamburguesa decente en la Casa Blanca?", preguntó bromeando un periodista en la rueda diaria del portavoz presidencial, Robert Gibbs.

Gibbs se vio obligado a defender el honor de este manjar en la cantina de la Casa Blanca. "Las hamburguesas con queso de aquí son buenas" pero al presidente "le gusta salir de puertas afuera de vez en cuando". La excursión, aseguró, se produjo "por el bien del apetito del comandante en jefe".

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