lunes, 21 de mayo de 2012

El merenguero Elvis Crespo confesó que su autoestima estuvo lastimada hasta los 25 años, pero hoy día, cuando se mira al espejo, ve un hombre diferente.

El estilo de vida del que hoy goza es muy diferente ese otro que vivió, porque lo que quizás muchos desconocen es que el merenguero Elvis Crespo creció en un mundo de pobreza, lo que se reflejó en un niño lleno de temores, inseguridades y autoestima baja.

“Mi vida tenía que ser así para poder decirle a mis hijos que se valoren y se motiven. Crecí en un mundo de pobreza, pero mis padres echaron hacia adelante. Esas cosas me hacen poner los pies en la tierra y sentirme orgulloso de lo que he logrado y en la forma en la que me he levantado”, expresó el intérprete de Yo no soy un monstruo.
Crespo confesó que su autoestima estuvo lastimada hasta los 25 años, pero hoy día, cuando se mira al espejo, ve un hombre diferente.
“Veo un tipo trabajador, disciplinado, un tipo guapo (en son de broma y se ríe), una persona buena gente”, asegura.
Para el ex integrante de Grupomanía, quien lanzó en días recientes su nuevo disco Los Monsters, la fama se transformó en su enemiga cuando le gritaba al oído lo talentoso, virtuoso y guapo que era
“Cuando la fama comenzó a bajar, eso me dio mucha ansiedad porque no quería que la fama se me fuera. Eso me hizo mucho daño psicológico y emocional hasta que me fui reencontrando conmigo mismo. Tú no puedes esperar que alguien te diga cuán valioso tú eres, tienes que decírtelo y afirmarlo. Cuando uno toca fondo, entiendes la vida, todo es un proceso de madurez. La fama me hizo mucho daño, yo no estaba preparado para eso”, destacó.
Se muda a Miami
Aunque todavía tiene su casa en Puerto Rico y acepta que le da nostalgia su patria, la verdad es que el merenguero se mudó a Miami con su familia.
“Voy y vengo a cada rato porque yo hago actividades acá. Fue una decisión de mi esposa, pero yo sentía que era el momento de moverme. Yo necesitaba una motivación, algo nuevo y quería irme a Nueva York, pero mi esposa me dijo que nos fuéramos a Miami, ya llevamos tres años por allá y fue la decisión correcta. Me encanta, yo buscaba tranquilidad y que mi familia y yo podamos ir a un lugar y podamos comer tranquilos”.
El guaynabeño asegura que cuando le da bajón de arroz y habichuelas llega rápido a Puerto Rico y hace su acostumbrada parada en casa de su madre.
“Me encanta estar en el barrio con mi gente, llego aquí al Guayabo, visito a mami y ella me cocina”.

Primera Hora

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