domingo, 6 de mayo de 2012
Manny Manuel transmite una serenidad que antes no tenía, está en el camino de una transformación física y espiritual.
Manny Manuel transmite una serenidad que antes no tenía, está en el camino de una transformación física y espiritual. Pero sabe que tras haber estado inmiscuido en incidentes penosos y haber hecho tantas promesas rotas, hay quien duda de que esta vez la rehabilitación sea en serio.
“El primero que duda de mi recuperación soy yo. Pero esa va a ser mi arma para mantenerme alerta ante cualquier situación que pueda provocar que yo vuelva atrás... Estoy trabajando duro para eso, un día a la vez. Estoy en un lugar espectacular en el que me siento como una perla dentro de la concha, a salvo”, sostuvo ayer “El rey de corazones”.
Manny obtuvo un permiso especial de 48 horas del centro de desintoxicación House of Freedom, en Kissimmee, Florida, donde lleva internado desde el pasado enero, para estar presente en la boda de Lissette Hernández, la menor de sus hermanas, que se casaría anoche en Orocovis. Regresa hoy a Florida.
El reencuentro con sus seres queridos después de varios meses sin verlos, ni siquiera hablar con ellos por teléfono, fue muy emotivo. “Tengo que controlar las emociones porque no quiero que el tratamiento se interrumpa de algún modo o se distorcione. Realmente estoy aquí por un permiso que pedí con antelación, y que no le dan a nadie, por la boda de mi hermanita que me pidió que la entregara porque mi papá murió y soy el único varón de la familia”.
Para darle el permiso al artista, las autoridades del centro tomaron en cuenta su comportamiento y avance en el tratamiento. “Vine con un consejero primario, Orlando Vargas, y me regreso en la mañana. Estoy aprovechando cada minuto, cada segundo con mi mamá, mis sobrinos y anoche dormí con mis hermanas”.
Durante las horas que estuvo en el País, Manny Manuel tuvo que seguir la misma rutina supervisada que lleva en el centro. “Esta mañana (ayer) me fui a correr por las montañas de Toro Negro. Sigo con mi agenda extensa sin perder el ritmo. Tengo una hora para dormir, para levantarme, tomar los medicamentos, hacer las oraciones, y aquí tengo transportación en una guagua del centro que tienen acá. Ellos me la pusieron a disposición para que no saliera de la rutina”.
Sobre el proceso de rehabilitación, el intérprete de “No me hagas sufrir” reveló que entró por decisión propia tras largas horas de conversación con la cantante Olga Tañón.
“Entendí que era una proposición de Dios. Billy (Denizard) conocía a Orlando Vargas y fui a una reunión un jueves, el viernes me aceptaron, pasé el fin de semana con mami, y el lunes ingresé al centro. El primer mes fue como una luna de miel, sentí muchas emociones pensando que iba a estar bien, estaba un poco tímido en lo que me adapté, pero como soy tan parlanchín rápido me incorporé al grupo. Cuando pasaron los primeros 30 días reconocí que no estaba preparado para salir a enfrentar al monstruo y tomé la decisión de quedarme un mes más. Para mi sorpresa, Olga corrió con los gastos”. Manny confesó que esa fue la peor temporada. “Fue un proceso de acostumbrarme a la realidad del lugar, de luchar con mis altas y mis bajas, muchas cosas en mi mente se iban aclarando. A veces uno vive dormido y no se da cuenta de lo que pasa a su alrededor, así estaba yo, con una pausa mental. Tenía que limpiar mi mente y pensamiento para encontrarme de frente con mi verdad, las cosas se fueron poniendo más tensas”.
fuente masvip
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