domingo, 16 de marzo de 2014

El que fuera mánager de Julio Iglesias dice que este siempre antepuso el éxito a su familia. Agrega quizás un día se arrepienta. Leer entrevista.

Los secretos que Alfredo Fraile guarda en su particular Caja de Pandora podrían causar serios quebraderos de cabeza a unos cuantos rostros conocidos. Una más que intensa trayectoria profesional ha sido lo que ha otorgado a este asesor y experto en comunicación política el privilegio de destripar algunas de las historias mejor guardadas por personalidades como Silvio Berlusconi o Julio Iglesias —con quien trabajó durante quince años— así como charlar en primera persona con celebridades de la talla de Prince o Sinatra y presenciar, como pocos han logrado hacerlo, los sinsabores que el poder y la riqueza pueden llegar a causar en la vida de quien lo ha tenido todo.
Conocido durante años como el «mánager de Julio Iglesias», con quien rompió de manera precipitada tras haber compartido vida y secretos durante más de una década, Fraile siempre ha sabido mantenerse en un discreto segundo plano desde el que, como espectador pero también como actor secundario, ha formado parte de algunos de los acontecimientos más importantes de su época. Tras la publicación de sus memorias, «Secretos Confesables» (Ed. Península), el autor recibe a ABC y detalla cuales son algunas de sus anécdotas mejor guardadas.
— Pasó quince años de su vida siendo la «sombra» de Julio Iglesias para, después, romper para siempre toda relación con el artista. ¿En algún momento le pesó ser la mano derecha de Julio?
No me pesó sino todo lo contrario. Trabajar con Julio Iglesias me ha ayudado muchísimo, he podido viajar por medio mundo, conocer a gente y también abrirme muchas puertas a nivel profesional. Estoy profundamente agradecido por el tiempo que trabajé con él y pude ser su mánager.
— Usted es, probalemente, una de las personas que mejor conoce lo que hay tras el artista que todos conocemos. ¿Cómo es, en realidad, Julio Iglesias?
Además de ser el cantante español con mayor repercusión en el ámbito internacional, Julio es una persona normal, con sus defectos y sus virtudes, aunque la fama ha hecho que en la mayoría de los casos se hayan exagerado más sus defectos que los aspectos positivos sobre su vida.
— Sus memorias llevan por título «Secretos confesables»... ¿significa esto que guarda otras muchas historias que jamás desvelará?
Claro que me he dejado algunos «secretillos» pero, como dice un amigo mío... ¡valgo más por lo que callo que por lo que cuento! Lo cierto es que los secretos inconfesables no deben contarse nunca, pues no merece la pena sembrar más polémica de la que ya hay. Bastante información he desvelado en las más de 600 páginas del libro.
— ¿Ha tenido la fama un precio demasiado elevado para Julio Iglesias?
Julio no ha tenido que pagar un precio por su éxito porque, para él, la fama y la notoriedad son una grandísima recompensa. Sin embargo, es cierto que en su camino para alcanzar el éxito se ha dejado algunas cosas y otras las ha descuidado. Por ejemplo, jamás supo atender a su famili
Creo que sí. Puede que todavía no le haya ocurrido, pero pienso que cuando recapacite y analice su vida se dará cuenta de que ha tenido ciertas responsabilidades que no ha sabido cumplir... Lo ha dado todo por el éxito y ha dejado de lado también a su familia. Sin embargo, creo que cuando recapacite y se sienta culpable simplemente volverá a pensar en su carrera y en lo importante que para él es su trabajo. Tener éxito es lo único que le importa y lo que le impulsa a trabajar de la forma en que lo hace.— ¿Cree que eso le ha pesado?
— ¿Es su libro una constante crítica a la figura de Julio Iglesias?
Para nada, de hecho creo que los lectores se van a sorprender gratamente con las historias que cuento sobre el artista. Es bueno que el público conozca a Julio en su dimensión profesional, pero también en la personal. Lo único que yo he hecho ha sido trazar un retrato positivo y constructivo para Julio en el que pongo en valor la parte negativa de su vida, pero también hablo de las cosas buenas.
— ¿Es cierto que Julio necesita estar en todo momento rodeado de féminas?
La verdad es que sí, que necesita estar bien acompañado en todo momento. Esto no es nada nuevo y no creo que a la gente le sorprenda, pues Julio ha asegurado en más de una ocasión que necesita dormir abrazado a alguien.
— En uno de los capítulos del libro relata el momento en que Isabel Preysler se presenta en el aeropuerto y pide el divorcio al cantante
Fue un episodio que chocó mucho a Julio, pero también a mí. El matrimonio con Isabel Preysler no pasaba por buenos momentos, pero él siempre pensó que se arreglaría. Sin embargo, Julio se había topado con Isabel, una persona muy sensata y con la cabeza muy bien puesta que decidió divorciarse con toda la razón del mundo.
— También recuerda el mazazo que para Iglesias supuso el secuestro de su padre por la banda terrorista ETA
Fueron momentos durísimos. Julio se sentía culpable porque pensó que el secuestro era una consecuencia de su éxito. Lo pasó fatal, no dormía, se ponía constantemente enfermo... sin duda el del secuestro ha sido uno de los traumas más fuertes e importantes en la vida del artista.
— Tras quince años amistad, un buen día decide dejar de trabajar con Julio Iglesias y desaparece, literalmente, de su vida. ¿Se siente defraudado por haberlo dado todo por él y no haber recibido lo mismo por su parte?
Defraudado no es la palabra, pero quizás sí estoy decepcionado, pues le dí mucho más de lo que nunca recibí por su parte. De Julio me he divorciado tras quince años de relación profesional y de amistad.
— ¿Cree que volverán a ser amigos algún día?
No lo creo, pues la relación que tuvimos es imposible de recomponer.
— Durante una época trabajó mano a mano con Silvio Berlusconi, quien también protagoniza varios episodios de su libro. ¿Identifica al Berlusconi de hoy, envuelto en escándalos, con el empresario con quien compartió tanto tiempo de su vida?
La verdad es que no. El Silvio que yo conocí era un empresario de éxito al que todo le iba muy bien en la vida, pero era también un hombre muy familiar. Durante el tiempo que coincidimos comprobé cómo su familia era lo más importante de su vida, algo que, lamentablemente, no le ocurre ahora. Creo que meterse tanto en política le ha afectado enormemente y le ha convertido en alguien distinto a quien yo conocí.
— ¿Cree que ha pasado de ser un gran empresario y político a, simplemente, un personaje?
Para nada. Con todo, Silvio Berlusconi sigue siendo una importantísima personalidad, jamás le llamaría «personaje».
— ¿Qué es lo que más le gustaba de trabajar con él?
Tenía la grandísima ventaja de ser un empresario muy exigente, pero también muy cuidadoso con sus trabajadores. Cada vez que uno de nosotros tenía un problema personal o familiar, Berlusconi anteponía la familia a todo lo demás, sin importar el trabajo. De todas las personas con quien he coincidido, Silvio ha sido sin duda el que más me ha enseñado.
— Y de Adolfo Suárez, ¿qué aprendió?
Me enseñó a que cuando una persona tiene una responsabilidad y la asume en la manera en que él hizo con España se merece el mayor respeto posible. Sin duda, hubo muchas cosas que le afectaron en lo personal y que no le resultaron precisamente positivas, pero siempre antepuso su país a todo lo demás. Nunca fue una persona egoísta ni quiso ser protagonista de nada, eso es lo que me llevo. Fuente ABC

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