miércoles, 25 de junio de 2014

Johnny Ventura culpa a la prensa de denominar merengue a cualquier cosa y lo peor es que lo venden como tal”.

El merengue sigue en análisis y sus protagonistas exponen maneras para que vuelvan  a ellos las mieles del éxito y los seguidores suden en la pista de su swing. Esta vez le tocó a Johnny Ventura describir el proceso que llevó al ritmo a registrar las dificultades actuales y sus explicaciones giran en torno a cambios drásticos de la industria con la llegada de la piratería y la Internet, la salida forzosa de los disqueros del mercado, la erradicación del narcotráfico de las calles de Nueva York, la falta de unidad de los merengueros, los altos precios de las bebidas y las taquillas de las fiestas, el cambio de formato de las emisoras (de musicales a habladas) y el crecimiento de la bachata que exige menos gastos para los inversionistas que contratan.
De cara al presente y al futuro, Ventura planteó la necesidad urgente de retomar el tema pendiente de la unidad de los merengueros para exigir sus derechos.
“Tenemos que hacernos sentir como conglomerado social”, expresó Ventura cuando se reunió el fin de semana con los periodistas previo a su concierto en Cap Cana, donde grabó un DVD como parte de un proyecto “marca país” y un impulso para promover la música dominicana. El concierto lo realizó con su colega Milly Quezada como invitada especial.
Sobre la realidad actual del género dominicano sostuvo que es hora de “sentarnos a reconocer que sí, que hay dificultades en este momento. Tenemos que tomar acciones y de manera urgente”. Entonces expuso varios planteamientos puntuales sobre la realidad del ritmo dominicano.
“LAS EMISORAS DEBEN SONAR MERENGUE”
Johnny Ventura planteó que el gobierno debe garantizar que los merengueros cuenten con emisoras para la difusión de su música porque es “marca país”. Incluso, señaló que deberían ir en bloque ante el Presidente de la República para recordarle “que las frecuencias que ellos como gobierno otorgan son del Estado, que el Estado somos todos y que por tanto somos socios de esas empresas, aunque cuando se diga esto alguna gente se va a molestar, pero ellos deben recordar que las frecuencias son del Estado”.
Desde la tierra del merengue
Con nostalgia, Johnny Ventura se traslada mentalmente a los tiempos en los que “con muchísimo orgullo llegábamos a todas partes del mundo como artistas de la tierra del merengue”. Esa realidad cambió en medio de dificultades del ritmo para adaptarse a las nuevas generaciones.
Ventura ubicó los orígenes del actual declive del merengue a finales de los años 90 cuando se quedó sin padrinos, producto de una serie de circunstancias marcadas por el auge de la piratería y la Internet, la salida del mercado de los disqueros y el declive de los narcotraficantes en Nueva York cuando Rudolph Giuliani era el alcalde (1994-2002).
“El padrinazgo al merengue desapareció y también habían pasado otras cosas, y nosotros, en concubinato con todo esto, hemos contribuido para que la gente no nos baile”, afirmó Ventura durante un coloquio con periodistas en Cap Cana.
Según él, los disqueros tradicionales del merengue desaparecieron forzados por los cambios drásticos de las nuevas tecnologías y formas de promover la música.
El narcotráfico, explicó, había inundado el negocio en el que el merengue era el rey. “En ese momento la meca era Nueva York, pero entonces llegó el alcalde Guilliani, arrasó con el narcotráfico allá y se llevó a los padrinos de esa época”.
Otro factor influyente que ubica en Nueva York es que allí los centros de diversión empezaron a adaptar sus negocios al narcotráfico.
“Cualquier night club de Nueva York tú llegabas a la hora del contrato, nueve de la noche, y veías que ya no se bailaba delante de la orquesta porque delante de la orquesta había un grupo de personas con mucho dinero que reservaban esas mesas para el momento en el que les diera la gana llegar”, comentó.
Sobre el particular abundó: “Tú llegabas y delante de ti en vez de mucha gente había muchas mesas, con bebidas caras, reservadas. Entonces los dueños de night club empezaron a esperar a esa gente. Y los artistas ahí, espera y espera, al igual que la gente común que llegaba temprano”.
Precios altos
Los precios de las bebidas y de las taquillas se adaptaron a ese público del narcotráfico, que pagaba caro, y empezó la gente de pocos ingresos a alejarse de las actividades, sostuvo Ventura. “Justamente lo que luego pasó aquí también. Los que hacíamos merengue empezamos a aumentar la tarifa, los dueños de night club empezaron a disparar los precios de las bebidas y las taquillas y la gente se fue a los colmadones”, recalcó.
A eso se suma que, contrario a la bachata, los costos de los merengueros aumentaron para los contratantes. “Las orquestas de merengue viajábamos con 20 y 22 personas, con músicos, vecinos y amigos, y lo pagaban los que nos contrataban. Entonces los grupos de bachata empezaron a viajar con cinco gente; recuerdo que los hospedaban en apartamentos. Desde el punto de vista económico todo lo que empezó a pasar fue clave; las líneas aéreas dispararon los precios de los pasajes, y todo eso contribuye a que el género que está en el techo se desplome sin que nosotros advirtiéramos el desplome”.
También advirtió que al ritmo dominicano le sucedió algo parecido a la salsa, que “en vez de hacer música para bailadores hacíamos música para músicos, que no pagan taquillas ni compran discos. Entonces empezamos a jugar al mejor acorde, no al mejor swing y ahí nos llevamos más lejos el merengue”.
El ultimátum vino cuando la radio, que tenía gran parte de su programación centrada en la música, cedió sus horas estelares a los programas hablados.
ACCIONES
Johnny Ventura sostiene que los artistas de República Dominicana “tenemos que unirnos y sentarnos un día cualquiera sobre la mesa y crear conciencia sobre dos cosas” para enfrentarlas.
La primera es “que las frecuencias radiales son del estado, que somos todo, y si eso es propiedad de todos y no podemos ser excluidos de la difusión radial”. La otra es reglamentar el tema de la payola.
Ventura calificó de suma importancia una acción conjunta para la difusión del merengue con apoyo estatal. “En el momento en el que el mundo se abre debemos proyectarnos a partir de la marca país y nosotros no podemos permitir que no sea así”. Luego añadió: “Tenemos que trazar estrategias, creo más en eso que en las propias leyes”.
NO CREE EN RELEVOS... 
“No pienso que tengamos que tener relevos necesariamente. Los relevos nacen solos, llegan en su momento y la gente va aceptando el que más le gusta y desechando el que no le gusta”, afirma Johnny Ventura. También culpa a la prensa de denominar merengue a cualquier cosa “y aceptan que merengue se llame lo que esa y lo peor es que lo venden como tal”.

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