viernes, 17 de octubre de 2014

Brad Pitt ha confesado en un programa de radio que desde que era un niño tiene un arma en su poder.

Brad Pitt no tiene licencia para matar, pero lleva décadas con una pistola en el bolsillo. El actor de 50 años, que acaba de casarse con la «pacifista» Angelina Jolie, ha confesado en un programa de radio que desde que era un niño tiene un arma en su poder. 

«Cuando era pequeño existía un rito de pasaje familiar que consistía en heredar las armas de los ancestros», ha explicado Pitt en Radio Times, según recoge el diario británico «Independent».
«Mi hermano heredó la pistola de mi padre. Yo recibí el arma de mi abuelo cuando todavía iba a la guardería», ha añadido el actor, nacido en Oklahoma y criado en Missouri. Pitt disparó por primera vez con solo ocho años. 

El protagonista de «Guerra Mundial Z», padre de seis hijos, no se avergüenza de poseer armas en su casa. Al contrario,dice sentirse más seguro con ellas. «Si no tengo una pistola en mi casa siento que mi familia no está realmente segura. Lo bueno es quemi padre me inculcó un profundo respeto por ellas», ha concluido en esta polémica entrevista que dará de qué hablar en Estados Unidos, donde hay un acalorado debate sobre el derecho a las armas.

Las declaraciones de Pitt sorprenden por tratarse de un padre de familia numerosa que está casado con una famosa embajadora del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Jolie, de 39 años, viaja por todo el mundo denunciando el uso de la violencia y las armas de guerra en diversos conflictos internacionales como Somalia, Sarajevo, el Congo o Siria.

El derecho de posesión de armas («right to bear arms») tiene su fuente de derecho en la Segunda Enmienda a la Constitución de EE.UU.Esa Segunda Enmienda siempre ha sido objeto de debate interpretativoentre defensores del control de armas y los que abogan por la permisiva legislación actual; unos esgrimen que ese derecho solo recae en las Fuerzas Armadas, otros defienden que, además, el derecho es extensivo al común de los mortales.
 
Literalmente la Segunda Enmienda dice así: «Siendo una milicia bien regulada necesaria para la seguridad de un estado libre, el derecho del Pueblo a tener y portar armas no debe ser infringido».

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