viernes, 28 de noviembre de 2014

El pelotero Carlos Peguero jamás pensó que una de las batallas más fuertes de su existencia envolvería específicamente al amor de su vida. Leer

Carlos Peguero jamás pensó que una de las batallas más fuertes de su existencia envolvería específicamente al amor de su vida. Convertido a cristiano desde hace dos años, Peguero conocía de Abraham y de Job por la lectura de la palabra, pero ahora sabe de fe y paciencia al tener que manejar el caso de su esposa, encarcelada en Seattle debido a un fraude con tarjeta de crédito a la esposa de su excompañero Félix Hernández que le ha provocado muchos tragos amargos.

Carlos conversa con María Peguero, condenada a un año y un día de prisión (junio 24), varias veces a la semana y en otras ocasiones le hace llegar un correo electrónico. “Puedo decir sin temor que ahora amo más a mi esposa”, dice Carlos en su conversación con elCaribe. “Este es el amor que nos enseña Cristo: el que sufre, el que soporta, pero que nunca se derrumba”, agrega el joven jardinero.

“Ella cometió un error y todo el que comete un error sabe que eso tiene consecuencias. En ningún momento lo he escondido. El primer paso para resolver un problema es reconocer que se falló. Ella lo hizo. Ahora con la ayuda del Señor será otra persona y todo lo negativo se traducirá en positivo”, dice Carlos en tono calmado y mirada firme.

Carlos señala que su esposa, hija del fenecido lanzador Pedro Borbón, tuvo una niñez de mucho consentimiento. “A ella le daban todo. Eso es un error. Yo fui criado de otra manera, me enseñaron el valor de las cosas”, comenta.

El caso

La pareja Peguero, que lleva varios años de matrimonio, era muy amiga de la Hernández, compuesta por Félix y Sandra. Félix es el mejor lanzador del club, que fue un protector para Carlos.

Según la investigación realizada por el servicio secreto de los Estados Unidos, María hizo compras por más de 190 mil dólares en tiendas de lujo sin el consentimiento de los Hernández, que fueron los últimos en enterarse y, a pesar de todo, no presentaron cargos, pero la justicia norteamericana entró en acción a solicitud de los comercios afectados. Carlos ha dicho en varias ocasiones que no estaba al tanto de las acciones de su compañera. “Pudo ser peor”, dice Peguero, quien siempre mostró apertura para tocar el tema. “Muchos casos como ese te salen en 20 años de prisión. Dios quiso que mi esposa solo pase un año y un día. Ella es cristiana ahora, cada vez que hablo con ella trato de reforzarle su fe, de recordarle que ya nosotros somos del Señor y que este proceso nos hará más fuertes en nuestro amor”, agrega.

Ella, presa en Seattle, y Carlos jugando pelota invernal en el país con los Gigantes, una prueba más de que el amor se impone al tiempo y a la distancia.

Lejos de derrumbarse, pone buenos números

Carlos, de 27 años, fue firmado en 2005 para Seattle y en 2011 hizo su debut en las Mayores. Como era de esperarse, su relación con Félix Hernández se derrumbó. “Eso lo entiendo. Lo acepto”, dice Peguero. Este año Seattle lo mandó hacia Kansas City, que ahora lo tiene en su roster de 40. “Cuando todo esto pasó muchas personas pensaron que me derrumbaría. Recuerdo que tuve un mes de 15 jonrones. Mi Dios me alimenta con fuerzas. No necesito más”, añade el jardinero, que lleva seis jonrones, 19 anotadas, 10 remolcadas y batea para .333 en 19 partidos con los Gigantes en la pelota local.
Fuente el caribe

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