Minneapolis.-Eddie Guardado tomaba un café en el clubhouse de los Mellizos un día de la pretemporada cuando notó algo: Todas las cabezas miraban hacia abajo.
“Nadie hablaba con nadie”, se escandalizó Guardado, coach del bullpen de la novena de Minnesota.
¿Los peloteros estaban frustrados por algo? ¿Ensimismados en sus pensamientos? No, la mayoría estaban viendo sus teléfonos y tabletas.
La obsesión con las redes sociales que ofrecen todo tipo de información al instante ha invadido los vestuarios en el deporte, con su capacidad de acercar a la gente, pero también de alejarla, desalentando el compañerismo y la camaradería, componentes básicos de cualquier fórmula ganadora, según los expertos.
Resulta más difícil generar un espíritu de grupo y solidaridad entre los jugadores si estos se pasan el tiempo mirando las pantallitas, con audífonos en sus orejas que bloquean todos los sonidos a su alrededor y los aíslan.
AP
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