sábado, 27 de junio de 2015

Ahh bueno!. El escritor Junot Díaz negó a través de un comunicado de prensa que haya solicitado realizar un boicot para la República Dominicana.

El escritor dominico estadounidense Junot Díaz negó a través de un comunicado de prensa que haya solicitado realizar un boicot para la República Dominicana durante su disertación en un panel sobre la crisis domínico-haitiana realizado en el Miami Worker Center el pasado 24 de junio.

Díaz, quien participó en dicho panel junto a la también escritora Edwige Danticat, resaltó que la República Dominicana tiene el derecho a deportar inmigrantes indocumentados, tal como hacen todas las naciones del planeta, pero que dicho proceso debe ser más equitativo.

A continuación el texto íntegro recibido en el comunicado enviado por el ganador del premio Pullitzer.

“El pasado miércoles [24 de junio] participé en un panel sobre la crisis domínico-haitiana junto a Edwige Danticat y Ediberto Román en el Miami Worker Center. En mis comentarios situé la crisis dominicanos en un contexto internacional más amplio, subrayando que el Gobierno de Obama había deportado miles de inmigrantes indocumentados y que en el trasfondo, en todo el mundo había una amplia política anti-inmigrante, tanto en los Estados Unidos, Europa, Australia, incluso en países de todo el Caribe.

Sostuve que la hostilidad de Estados Unidos hacia sus inmigrantes ciertamente animaba políticas xenofóbicas a través de las Américas y que ese tipo de política anti-inmigrante estaba interconectada, exigiendo de nosotros una visión más amplia si queríamos combatirla. Critiqué a los políticos y a las élites haitianas por su cruel indiferencia hacia su propia gente y también critiqué igualmente a las fuerzas de ocupación de la ONU, y a las corporaciones en ambos lados de la Isla por estar extrayendo todos los minerales que podían; señalé igualmente que con amigos como esos la diáspora haitiana no necesitaba enemigos.

Y como lo he hecho en ocasiones anteriores, también critiqué enérgicamente la componenda de Leonel/Medina/PLD/TC que ha amenazado con desnacionalizar a una amplia franja de ciudadanos dominicanos. Condené la decisión del Tribunal de anular de manera retroactiva la nacionalidad a dominicanos cuya nacionalidad se había reconocido anteriormente, algo no visto desde las Leyes Raciales de Núremberg.

Condené el miedo y la confusión que se ha difundido por los medios de comunicación y por los líderes políticos.

Ahora quiero decir las cosas que NO dije en ese panel. No dije que los dominicanos tienen miedo de salir de sus casas. No hablé sobre los campos de concentración en República Dominicana. Y tampoco llamé a boicot alguno para la República Dominicana.

La reportero de AP Jennifer Kay me preguntó directamente si yo apoyaría un boicot al país y yo le respondí que NO. El periodista Daniel Rivero reportó que yo apoyaría un boicot y cuando a él le preguntaron si podía mostrar que en su grabación había dicho yo semejante cosa, entonces él se desdijo y en su sitio web “Fussion” publicó una retractación.

Aquellos que como nosotros nos solidarizamos con los desnacionalizados, debemos continuar presionando al Gobierno de la República Dominicana para devolverle los derechos de ciudadanía de los dominicanos que han nacido en el país y crear un proceso justo, transparente, para proteger los derechos de los migrantes indocumentados. (Sí, la República Dominicana tiene el derecho a deportar inmigrantes indocumentados; todas las naciones lo hacen; ¿pero no deberíamos lograr un proceso equitativo, donde la persona al menos pueda ser escuchada?) Esta presión ya tiene efectos positivos. La JCE ha devuelto su acta de nacimiento a 55,000 desnacionalizados y por primera vez en su historia ha regularizado alrededor de 100,000 de inmigrantes haitianos. Eso solo se ha producido por aquellos que han luchado por una República Dominicana más justa. Y creo que en tanto nosotros sostengamos esta presión el Gobierno volverá a respetar eventualmente las leyes internacionales y volverá a su interpretación original de esa constitución.

También sigo insistiendo en que no hay ninguna traición al criticar al gobierno o sus políticas. El hecho de que uno se opone a la política de las élites políticas dominicanas no significa que uno odia la República Dominicana. Si usted quiere creer que aquellos de nosotros que se oponen a la Sentencia y sus efectos malignos somos traidores anti-dominicanos, usted es libre de hacerlo. Pero uno no lucha tan decididamente contra la impunidad del Gobierno porque uno odia a la patria. Luchamos por una República Dominicana más justa porque nosotros amamos al país y porque sabemos que nuestro país lo que más necesita es justicia. También seguiré insistiendo en que, a pesar de lo que quisieran las noticias que usted creyera, hay una importante comunidad de dominicanos que no quiere ver a sus conciudadanos desnacializados simplemente porque tienen un ancestro haitiano. Pero digamos que usted no está de acuerdo con aquellos que como nosotros estamos en solidaridad con los desnacionalizados; digamos que usted está en desacuerdo con Reconocido, con Participación Ciudadana, con Edith Febles, Marino Zapete, Juan Bolívar Díaz, Patricia Solano. Ok, tá tó. Usted no está de acuerdo. Pero, en lugar de asumir que no sabemos nada quienes estamos en solidaridad con los desnacionalizados, que no hemos leído la Constitución, que somos traidores, moralmente deficientes, ¿sería exagerado imaginar algo menos siniestro –que hemos leído lo que usted ha leído, visto lo que usted ha visto y que nosotros simplemente no estamos de acuerdo? ¿Y que este desacuerdo no es una aberración sino la mejor señal de una sociedad sana? Una democracia debe ser capaz de tolerar debates sanos si quiere llevar dignamente ese nombre.

Como la mayoría de mis compañeros en esta lucha, amo a la República Dominicana más allá de todas las palabras. He pasado mi vida adulta apoyando nuestra gente, y recordándoles a todos que perciban nuestra naturaleza, nuestra extraordinaria capacidad para amar y crear. Algunos de ustedes me conocen personalmente y saben que esto no es ninguna mojiganga. He dedicado mi vida a apoyar a nuestros inmigrantes, nuestros artistas, nuestros académicos, nuestras organizaciones comunitarias y sobre todo, recordándole al mundo nuestras contribuciones y nuestro coraje colosal. Si ya usted se ha hecho la idea de que aquellos como nosotros, que luchamos por los derechos de los desnacionalizados, odiamos a la República Dominicana, entonces definitivamente este mensaje no es para usted. Pero para aquellos que aún están oyendo, por favor no olviden: uno puede amar su país y oponerse a sus políticos. En un mundo como el nuestros eso no es sólo normal, sino también que es sensato”.

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