viernes, 6 de noviembre de 2015

Con mucho dinero y humilde! El ex Grandes Ligas Vladimir Guerrero haciendo el oficio de barbero y recortando . Ver video.

Luego de permanecer por 16 exitosos años en las Grandes Ligas, Vladimir Guerrero se pasea por Don Gregorio, Baní, su pueblo natal, como un ciudadano común y corriente, donde se observa compartiendo con sus vecinos, recortando a jóvenes o preparando el mismo un lechón para repartirlo entres sus amigos.

Pues, y si no lo conoce, nadie se imagina que en su época este este hombre fue uno de los más temidos por los lanzadores. Logró un promedio de bateo de .318, con 449 platanazos y 1496 carreras empujadas, números necesarios para ser elegido en el tercer dominicano en el Salón de la Fama de Cooperstown, luego de Juan Marichal y Pedro Martínez.

El video, grabado el pasado martes frente a la casa de su madre por Johan Falcon, se observa al “Vlad”, de 40 años, haciendo el oficio de barbero y recortando al apodado el “Pavo”, nombre que le impuso el pelotero.

Esa imágenes para nada se parece al “grandulón” de 6,3 que ganó 125.541.455 millones de dólares con los desaparecidos Expos de Montreal, Angelinos de los Angeles y Rangers de Texas y Orioles de Baltimore.

“El tiene semana que de su casa no sale, pero en la casa recibe a todos el mundo y cuando sale es a compartir con todos sin distinción de personas”, indica Miguel Amante Paulino, residente de Don Gregorio y quien les facilitó las imágenes a Marcador.

Señala que Guerrero, que también fue famoso por batear bolas fuera de la zona, realiza esa tarea como hobby y forma de mantener la humildad. “Otras veces sale a compartir con los motoconchistas”.

Para ayudar a su humilde pueblo, el “Vlad” tiene varios comercios que ayudan a combatir el desempleo en Don Gregorio.

LEGADO

En julio de este año, los ojos estarán puestos en su hijo de 16 años, Vladimir Guerrero Jr., de quien dicen que reúnes mejores herramientas que su padre cuando tenía su edad. Muchos estiman que romperá el récord de los bonos de firmas por encima del más alto hasta ahora, el de Miguel Sanó (2009) de 3.1 millones de dólares.

Foto Miguel Paulino

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