Según la colombiana de 33 años siente miedo de que los biopolímeros que se inyectó afecten su cuerpo. Este pesar le ha ocasionado complejos emocionales, psicológicos y hasta en su vida personal.
Aseguró que por el momento le deja su salud a Dios, pues aunque no tiene grandes problemas físicos, a excepción de algunas molestias espontáneas debe realizarse un examen anual por el resto de su vida para verificar que sus glúteos están sanos.
Respecto a su vida personal, ahora Jessica detesta que le toquen los glúteos, no porque sufra dolor, sino por cuestiones psicológicas. Esto puso fin a los masajes y a sus rutinas de ejercicio en las que moldea sus atributos. Fuente TV notas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario