De alguna manera nosotras tenemos que protestar. Nosotras tenemos que lanzar nuestra protesta en contra de este nivel ascendente de violencia que estamos viviendo. Y pienso que como ciudadanos nosotros nos estamos quedando con los brazos cruzados. Esto no es que firmemos un libro en contra de la impunidad, esto no es que fulano está mejor que mengano. Esto yo lo estoy diciendo como yo, como ciudadana… En los últimos 10 ó 15 días yo les invito a que revisen el número de mujeres que han sido asesinadas de manera vil, cruel y cobarde. Mujeres jóvenes, productivas, mujeres que parece ser que no son familia de nadie, no son hijas de nadie, no son las madres de nadie, no son hermanas de nadie y no le duelen socialmente a nadie.
Yo pienso que a nosotros se nos debe de meter un nivel de indignación y que nosotros les digamos a las autoridades que estamos hastiados de este nivel de inseguridad. Y nos corresponde como sociedad que nosotros nos tiremos a las calles a reclamar que haya algún nivel de intervención por parte de las autoridades. Esto no es un asunto de percepción, esto no es un asunto de que el gobierno hace o que el gobierno no hace, esto es un asunto de que socialmente nosotros estamos en las manos de la delincuencia, la delincuencia nos secuestró con un estilo que no corresponde al estilo nuestro.
No me vengan con la historia de plan de seguridad ciudadana, no me vengan con la historia de que estamos tirando a las calles las patrullas mixtas, es que todo lo que se ha hecho hasta este momento ha fracasado. Es que usted sale a las calles y se para en una esquina y se dará cuenta que nosotros vivimos en jaulas, que nosotros vivimos en celdas, que nosotros vivimos en prisiones, que nuestras casas están cada vez más aisladas con alambre de trinchera, con rejas, con alarmas, con seguridad, y nosotros todavía no nos sentimos seguros. Es que estamos siendo víctimas de la delincuencia. Y no es que es intolerancia. No, no es intolerancia, es que se han mezclado todos los factores, y que todas las autoridades, desde arriba hasta abajo, han fracasado, y que todas las autoridades, desde arriba hasta abajo, nos han traicionado; y que se supone que debían garantizarnos la seguridad, y que se supone que debían garantizarnos la tranquilidad, que debían garantizarnos la paz; que hoy día nosotros debíamos caminar por la calle y sentir que estamos caminando en algún lugar seguro, en el que fuera, que debe existir un espacio que fuese seguro y no existe.
Es que la delincuencia se hizo dueña de la ciudad, la delincuencia se hizo dueña del parque, la delincuencia se hizo dueña del barrio, la delincuencia se hizo dueña del campo, la delincuencia se hizo dueña de todo; la delincuencia se robó nuestra esperanza, la delincuencia se robó nuestra tranquilidad, la delincuencia se ha robado nuestro dinero, y no es un asunto de que si lo hizo el gobierno o que no lo hizo el gobierno, es que nos dejaron en manos de una sociedad que delinque y que no nos permite vivir. Nosotros estamos paranoicos, todos estamos paranoicos, a menos que tengamos una escolta, a menos que tengamos un cordón de seguridad, pero hoy en día ni siquiera un uniforme se respeta.
Mi madre murió hace tres años y yo no puedo ir al cementerio porque en los cementerios atracan, yo no puedo ir a un cine porque en el cine te atracan, tú no puedes ir a un supermercado porque en el supermercado te atracan, tú no puedes ir a la iglesia porque en la iglesia te atracan, tú no puedes trabajar porque en el desarrollo de tu oficio viene un desaprensivo y te mata. Todos los planes de seguridad de este gobierno, de los gobiernos anteriores, de este país, de esta sociedad, todos han fracasado. Absolutamente todos han fracasado.
La justicia es una puerta vaivén. Más tardan ellos en entrar que en salirse. Y nosotros como sociedad qué estamos haciendo. Yo entiendo que nosotros como sociedad debemos lanzarnos a las calles a reclamarle al gobierno, al Estado, a las autoridades que nos devuelvan un mínimo de tranquilidad para poder transitar en las calles... Yo me admito paranoica, yo me admito paranoica; usted va caminando a buscar su vehículo y usted no sabe lo que a usted le espera antes que llegue a su vehículo, usted va saliendo de su casa y usted no sabe lo que le espera saliendo de su casa, usted va entrando al parqueo de su casa y usted no sabe lo que le espera cuando está entrando al parqueo de su casa. No hay un espacio seguro, no hay un horario seguro, no hay gente segura, es que no hay seguridad, y uno no quiere actuar, porque sabe la responsabilidad que supone el uso de un micrófono, y tú no quieres transmitir una desesperanza, pero es que no nos están dejando muchas alternativas; es que nosotros queremos ver un futuro positivo, pero no nos dejan alternativa.
Esta mujer sale a hacer su trabajo, con dos niños dentro de un vehículo, y unos desaprensivos le dan un tiro y le cegan la vida. O sea, ¿cuándo vamos a despertar?. Las autoridades nos han fallado pero en grande…
En días pasados se metieron dos sujetos a atracar a un guardián en un edificio, prácticamente al lado de la casa del presidente. Es un desafío, es un desprecio por la vida humana y un desprecio por la autoridad. El concepto de autoridad aquí se perdió.
Yo quisiera que me devuelvan la seguridad de yo poder andar por la calle, porque yo pago unos impuestos que se supone que deben garantizarme que yo pueda andar libremente por la calle. ¿Qué escenario le estamos dejando nosotros a nuestros hijos?, ¿qué escenario le estamos dejando a nuestros nietos?. Uno quisiera tener una visión alternativa, pero es que no nos dejan grandes alternativas. Y así como ocurría en España con ETA, se tiraba un pueblo entero, una ciudad entera, a las calles a protestar en contra. Nosotros estamos viviendo en un estado de terrorismo, es un estado de terrorismo social. Entonces nos corresponde que a las autoridades nosotros les enseñemos que estamos hartísimos de no poder andar en las calles, estamos hartísimos de no saber si nuestros hijos van a regresar a sus casas, de no saber si nuestros maridos van a regresar, de no saber si nuestras mujeres van a poder volver a sus casas. Esto hastía, esto frustra, esto enoja, es una sensación de impotencia; y no tenemos una maldita respuesta de las autoridades, y no tenemos una maldita respuesta de nosotros como sociedad.
¿Hasta dónde vamos a llegar?, ¿Qué es lo que le estamos dejando a los nietos?, ¿qué es lo que le estamos dejando a los hijos?, ¿qué escenario es donde nosotros estamos viviendo?, ¿dónde se nos fue la empatía?, ¿dónde se nos ha ido la seguridad?, ¿dónde se nos fue ese ser bonachón que teníamos los dominicanos?. Yo no solo quiero una respuesta, yo exijo una respuesta. ¿Qué es lo que están esperando las autoridades para coger el toro por los cuernos?, ¿qué es lo que están esperando las autoridades?. ¿Que maten a quién?, ¿que maten a quién es que estamos esperando?
Tú sabes lo duro que es que tú salgas de tu casa y tú no sabes si tu marido y tus hijos van a llegar a la casa, o si tú vas a llegar a tu casa. ¡Qué carajo están esperando las autoridades por el amor de Dios!
Fuente el caribe
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