sábado, 29 de julio de 2017

El Sugar endulzando!. A 48 horas del escándalo que se le armó a Cervecería, han demostrado que carecían de plan B.

Por Agustín de la Cruz (Sugar).

New York, (SL) -La falta de tacto y mala estrategia asumida por “Cervecería Presidente”, empresa responsable de uno de los espectáculos de mayor importancia en el país, han provocado la indignación de artistas, fanáticos y sectores que inciden en el merengue y la bachata.

Resulta chocante que la tierra del merengue y la bachata, se lleve a cabo un evento de gran magnitud, donde el gobierno a través del ministerio de turismo sea el principal auspiciador y nuestros ritmos nacionales, los que sirven de imagen musical ante el mundo, no sean tomados en cuenta, teniendo nosotros tantos reconocidos representantes de ambos ritmos.

Pero además “Cervecería Presidente”, es una empresa que se encuentra celebrando 80 años de existencia y desde sus inicios, ha utilizado al merengue como plataforma popular para adquirir consolidación en el mercado nacional e internacional.

Pienso que lo correcto por los organizadores del “Festival Presidente”, era tan simple como señalar un merenguero y un bachatero en su hoy frustrada rueda de prensa y luego poder asegurar de que en el transcurso de los días darían a conocer a otros artistas ya confirmados, pero no hacer mención de todos los ritmos y artistas que participarán, dejando huérfano al merengue y la bachata.

A nuestro entender la posición asumida por Héctor Acosta (El Torito) y posteriormente por Sergio Vargas contra los organizadores del “Festival Presidente”, reflejan el sentir de cualquier dominicano sensato y patriota que asuma al merengue como nuestra bandera musical, la que ha sido pisoteada por una marca que hoy es extranjera que nuestra.

Al momento, circulan varias supuestas declaraciones por parte de la entidad y allegados, quienes amagan con la publicación de una segunda lista, la que al parecer forma parte de un plan “B” para merengueros y bachateros.

Ojala y se corrija tan garrafal error, a pesar de que el daño ya está hecho y será difícil evitar que la mayoría no piense que en vez de dignas contrataciones, ahora sean lastimosas.

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