viernes, 3 de agosto de 2018

El disquero Bienvenido Rodríguez: El Rey Midas Dominicano. Todo artista que llegaba a sus manos lo convertía en una máquina de hacer oro.

Por Wilfrido Vargas-diario libre
Picoteando el Espectáculo 

Según la mitología griega hubo un rey llamado Midas, quien tenía el poder de convertir en oro todo lo que tocaba; en República Dominicana, en la industria musical, hubo un empresario que hizo de este mito una realidad, pues todo artista que llegaba a sus manos lo convertía en una máquina de hacer oro. Me refiero a Bienvenido Rodríguez, quien al principio de mi carrera dispuso de todos los recursos humanos, económicos y cuánto hizo falta para convertirme en una figura internacional. Lo mismo hizo con otros artistas, que no corrieron con menos suerte, por eso para mí, él fue el rey Midas de la industria discográfica. Y aunque actualmente ya no se dedica al manejo de artistas, no se ha desligado por completo del medio musical, pues, es el propietario de la Z 101, una de las emisoras de radio con mayor audiencia en la República Dominicana.

Para poder avanzar en este artículo, les invito a dar un corto paseo por la historia discográfica de la República Dominicana. Para ello vamos a citar lo que más nos interese del trabajo de investigación llamado: Cronología del desarrollo del disco en República Dominicana, hasta la era de Trujillo, publicado por Ismael Hernández Guerrero, en su blog.

Después de innumerables episodios discográficos que comienzan en 1915, para nuestros fines comencemos con:

1947, La Voz del Yuna, ya instalada en la capital, compra una máquina "Fairchild" para cortar matrices, fundándose la Dominican Recording Co., con la finalidad de dar a conocer la música dominicana mediante grabaciones, a la vez que creaba la Editora Dominicana de Música, para la impresión tipográfica de partituras dominicanas. Nace entonces el sello "Caracol", que pudo haberse convertido en gran filial de dicha emisora, pero lamentablemente surgió en un momento en que todavía no estaban dadas las condiciones para el prensaje de discos en el país.

1950s, la HIZ, de Frank Hatton, donde se venían haciendo grabaciones de corte directo desde los años 40, a inicios de la década del 50 se instaló una grabadora "Ampex", a base del mecanismo más flexible de la cinta magnetofónica, manejada por Homero León Díaz.

1959, el Ing. Pedro Pablo Bonilla, propietario de Rahintel, fundó en Santo Domingo la Fábrica Dominicana de Discos, teniendo como técnico de grabación a Fabio Inoa, a quien le tocó elaborar en esos estudios el primer disco fabricado totalmente en República Dominicana, o sea grabado y prensado en el país.

Ese hito en la historia del disco en nuestro país fue un sencillo de 45 R. P. M., bajo el sello SB (Solano-Bonilla), que traía de un lado el ‘bolemengue’ "Enamorada", de Babín Echavarría, interpretado por el cuarteto vocal Los Solmeños, y del otro , "Mi sueño" de L. Rhadjillo, con Fernando Casado, ambas selecciones con el acompañamiento de Solano y su conjunto.

El primer disco de larga duración de que tengamos conocimiento, fue lanzado en ese año llamado “Canciones de Rhadjillo”, disco de boleros y con temas supuestamente del hijo más pequeño del tirano, Leonidas Radhamés Trujillo, lo de supuestamente, es debido a que esas composiciones eran de otros reconocidos autores y él las etiquetó como propias. Los cantantes escogidos para estas grabaciones fueron Lope Balaguer, Elenita Santos, Fernando Casado y Gloria Mirabal.

La fábrica Dominicana de Discos pasó más tarde a manos de Fabio Inoa bajo el nombre de Fabiola, que luego, con equipos más modernos, pasa a ser propiedad de Estudios EMCA.

Cabe destacar que a finales de la dictadura de Trujillo y posterior a su muerte, surgen varios estudios de grabación, entre los que se destacan: el estudio de grabación La Guarachita de Radhamés Aracena, donde se destacaba el respaldo discográfico ofrecido a los artistas del género del amargue, hoy llamado bachata y música típica; Salón de estudios Mozart de Athala Blandino; Bartolo I, de Abraham Selman; Gemini de Luis Vásquez y Karen Records, de Bienvenido Rodríguez, entre otros.

A inicio de los años 70’s hubo un impulso importante en la industria musical, gracias a la influencia de la potente compañía disquera: Fania All-Stars. Esta gigante de la música contrató a Bienvenido Rodríguez como su exclusivo representante en nuestro país. Gracias a esto, el señor Rodríguez pudo hacerse con una emisora de radio, una fábrica de discos, y con la principal empresa discográfica: Karen Records.

Hago mención de este personaje, porque hoy en día, en la República Dominicana —y me atrevería asegurar que en muchas partes del mundo—, hacen falta más productores, inversionistas y/o empresarios como Bienvenido, con esa visión para convertir proyectos de artistas con el potencial necesario, en fenómenos; que pongan a disposición todo un despliegue de recursos y estrategias para posicionarlos.

Para un artista es fundamental encontrar un magnate o casa disquera que se arriesgue a asumir los desafíos, de la magnitud, que él asumía; de lo contrario debe contar con los recursos no sólo económicos, sino también a nivel de relaciones humanas dentro del mundo musical y la “maquinaria del marketing” que se necesita para ser incluido en el selecto club del jet set internacional de la música, que son los artistas de moda, los nominados o mencionados dentro de los grandes eventos y premiaciones del mundo.

Puedo decir que conté con todas las suertes, al encontrar en los años 70´s a Domingo Bautista, quien traía consigo el talento de convencer e inspirarle cariño y confianza a todo el que conocía, a primera vista. Era la fórmula perfecta, que ya había idealizado, para garantizar y promocionar con entusiasmo ese esfuerzo y esa fe ciega que tenía Bienvenido en mí. No había descanso en el trabajo, era algo obsesivo, ambos apostaron todo a Wilfrido Vargas y aún hoy, se siguen viendo los resultados.

Al analizar la realidad dominicana —en cuanto a su pasado, presente y futuro musical—, me doy cuenta que, lamentablemente, nosotros no tenemos esa cultura, esa visión, esa ambición, esa información, ese arrojo, y ni siquiera ese interés, es más, quizás ni nos pasa por la mente. Y para colmo de males, tampoco contamos con el único empresario que, en mi parecer, ha tenido República Dominicana en toda su historia musical, para ponernos a competir de igual a igual con el llamado Jet Set.

Todo el que conoce al autor de este artículo sabe que en cuestión de música no regala piropos, pero en este caso, en vez de un piropo quiero hacerle una pregunta a los lectores: ¿Creerían que en la República Dominicana tenemos suficientes artistas, conocidos o no, que tengan lo que en el béisbol se conoce como “las cinco herramientas”? Expresión que se utiliza en este deporte para referirse a los jugadores que reúnen todas las condiciones para ganar. Uno de esos artistas es Eddy Herrera, ejemplo de ese semillero de talentos invaluables con los que cuenta la República Dominicana, con “esas 5 herramientas”, a las que hago alusión según el argot del béisbol.

Creo que es hora de que esos empresarios dominicanos que han triunfado a nivel internacional, en otro tipo de negocios, miren hacia la industria de la música, tomando como referencia las cualidades inagotables de nuestros artistas, así como lo han hecho países como México, Puerto Rico y Colombia, por solo nombrar unos cuantos, donde aún existe el concepto de casa disquera.

Los empresarios dominicanos no han querido ver el panorama, la República Dominicana está llena de talentos, músicos, productores, intérpretes, representantes genuinos y creativos de música urbana, tan diversa que ni yo mismo alcanzo a tener referencia.

Ojalá este artículo sirva de inspiración a muchos de estos empresarios o dueños de casas discográficas, para que se atrevan a creer, apostar y confiar en los talentos nacionales, para ponerlos en los más altos estándares internacionales, y así darles la oportunidad que muchos artistas de trayectoria, dentro de los cuales me incluyo, hemos tenido.

Bienvenido Rodríguez lo hizo y fuimos los primeros mientras estuvimos en sus manos, creyó en el talento dominicano, por eso, considero que, en materia discográfica dominicana, este rey Midas merece una estatua.

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