miércoles, 14 de noviembre de 2018

Piconfesiones!. La pugna por su herencia marcó el final de la vida de Stan Lee el creador de Los Cuatro Fantásticos, Thor, Spiderman o Hulk .

Picoteando el Espectáculo
Stan Lee era como los superhéroes que creó y le han garantizado un lugar inmortal en el reino de los creadores más imaginativos y prolíficos de la historia del cómic. Debajo de sus mallas, escudos o corazas, escondió lo que otros ni siquiera

llegaron a considerar adecuado para personajes destinados a salvar el mundo: debilidades, complejos y problemas muy humanos. Los mismos a los que Lee tuvo que enfrentarse en paralelo a su éxito y riqueza y que no eran capaces de resolver ninguno de los disfraces con los que vistió a sus ídolos de ficción.

La madrugada del pasado lunes el creador de Los Cuatro Fantásticos, Thor, Spiderman o Hulk soltó las amarras de sus héroes para siempre cuando murió en un hospital de Los Ángeles a los 95 años. Los últimos meses de este hombre de imaginación y energía desbordantes habían sido tortuosos a causa de una sucesión de enredos, personajes interesados, demandas y contrademandas derivadas de la ambición que despierta una fortuna cifrada entre 50 y 70 millones de dólares (entre 44 y 62 millones de euros). Una fortuna en la que tienen un papel relevante tanto los derechos de sus creaciones para Marvel como, sobre todo, los beneficios que generan las películas nacidas del mismo universo.

El pasado mes de abril Hollywood Reporter publicaba un amplio artículo con un significativo titular: Stan Lee necesita un héroe. El motivo no fue el brote de neumonía que le mantuvo alejado temporalmente de su habitual frenética actividad un par de meses antes, sino la sucesión de conflictos a los que se estaba enfrentando desde que en 2017 falleciera su esposa. Joan Clayton, que no fue solo su compañera de vida durante más de 60 años, sino también quien controlaba las finanzas de un genio que le daba la importancia justa al dinero y era muy desordenado con todo lo que tenía que ver con él.

Lee demandó a Pow! Entertainment, la compañía que fundó en 2001 para desarrollar propiedades de películas, televisión y videojuegos por fraude, aunque la acusación se retiró solo unas semanas más tarde. También presentó causas judiciales contra quien había sido gerente de sus negocios y otras personas de su entorno que habían abusado de su confianza en cuestiones monetarias. Pero el gran desengaño partía de su entorno más próximo, de la única hija viva que le quedaba, Joan Celia Lee, de 68 años.

Según documentos conseguidos por Hollywood Reporter, Lee y su esposa había dispuesto que su herencia no pasara directamente a su hija y para ello habían creado un fideicomiso que controlaba sus gastos excesivos porque no era extraño que llegaran cargos de entre 20.000 y 40.000 euros mensuales de sus tarjetas de crédito. Stan llegó a contar entonces, con su esposa todavía ejerciendo el papel de intermediaria, que era normal que Joan Celia le gritara y llorara histéricamente si no cedía y le daba más dinero. También que ella le exigía mayor confianza y que le pusiera propiedades a su nombre, cosa que Stan Lee rechazaba para evitar “su mayor temor: que después de mi muerte se quede sin hogar y sin dinero”.

Lee hablaba de un trío masculino (Jerardo Olivarez, Keya Morgan Kirk Schenck –abogado de su hija–) que influían negativamente sobre ella y en los que veía intenciones interesadas. “Quieren ganar control sobre mis bienes, propiedades y dinero”. Se llegó a hablar de que existió una investigación por malos tratos y posible secuestro de personas mayores. Un extremo que el mismo Lee desmintió con un vídeo en el que afirmaba que “la relación con su hija estaba mejor que nunca”.

Pero personas que conocen el entorno en el que vivía Stan Lee en estos últimos meses llegaron a calificarlo como “un espectáculo de mierda”. Relaciones tóxicas, alianzas y enfrentamientos repentinos y abusos que llegaron a alertar a las autoridades.

La vida pública de Stan Lee era brillante, la vida familiar hacía aguas desde que su esposa Joanie falleció de un derrame cerebral el 6 de julio de 2017 a los 95 años. Se acabó la liturgia de su Martini diario en su casa de las colinas de Hollywood y se impuso el carácter diletante de su hija y sus adláteres. Por cariño fraterno o necesidad, Stan Lee terminó negando que entre todos estuvieran abusando de un anciano pero sus colaboradores de siempre fueron apartados poco a poco de su vida y el famoso creador de superhéroes ha desaparecido sin llegar a saber a ciencia cierta si encontró algún héroe que le salvara de sus fantasmas reales o imaginarios. Habrá que esperar un tiempo para saber si su hija recibe finalmente la totalidad de la herencia o si su padre tenía algún as guardado en la manga para protegerla de sí misma.

De momento Stan Lee se ha despedido a lo grande: dejando grabados algunos de los famosos cameos para que sus admiradores disfruten de él después de muerto en varias películas que se estrenarán próximamente y enviando un tuit póstumo que se ha vuelto viral con solo dos cifras y una palabra: “1922-2018: Excelsior”, la expresión que utilizaba para despedirse y a la que daba un significado que dice mucho sobre su personalidad: “¡Hacia arriba y hacia adelante por la gloria mayor”.

Fuente el Pais

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