Picoteando el Espectáculo
Alejandro Sanz está más que listo para reunirse con su familia en las fechas navideñas y disfrutar de una enorme cantidad de guisados como potajes, dulces y pestiños que cocinan sus tías.
Sanz vive la mayoría del año en Miami, donde tiene su estudio de grabación, pero para Navidad viaja a España a su rancho cerca de Madrid, al que llegan unos 90 miembros de su familia, incluido el “Ejército de Salvación” de sus tías con sus grandes ollas.
“Eso es una guerra de fogones, no hay manera de que te metas en la cocina y salgas ileso de ahí, es imposible”, dijo el astro español en una entrevista telefónica reciente con The Associated Press desde Madrid. “Es toda una odisea salir de ahí y no haber ganado por lo menos dos kilos”.
Sanz está en contra de los celulares en las mesas de las comidas familiares. Contó que hace poco, en el cumpleaños de un amigo, se vio obligado a abandonar el suyo por petición del festejado, que decomisó los aparatos de todos los invitados.
“Te aseguro que es una de las mejores experiencias. Estuvimos comunicándonos con una obscenidad, comunicándonos como si fuéramos seres humanos y relacionándonos sin celulares. Fue una cosa increíble, un ejercicio de humanidad apabullante”, relató. “Nadie se tomó una foto, todos hablaban. ¡Todavía no se nos ha olvidado hablar, es increíble!”.
Para el músico, el asunto del ensimismamiento por los celulares no es un mal generacional, pues afecta a personas de todas las edades, pero sí considera que hay que aprender a ponerle límites.
En parte ese es el mensaje de su nuevo sencillo “No tengo nada”, lanzado el viernes y cuyo video, que supera ya 12 millones de vistas en YouTube, retrata el distanciamiento que puede tener una persona con quienes están justo a su lado, creando una falsa ilusión de soledad.
“En la canción lo que trato es de poner el dedo sobre esa llaga”, dijo sobre la pieza, que coprodujo con Julio Reyes Copello y Alfonso Pérez. “Estamos siempre viviendo como en el pasado y como en el futuro, o recordando o planeando, pero no vivimos el presente, no nos dejamos atrapar por la emoción que al final es realmente lo único que poseemos”.
“Nosotros estamos momentáneamente ocupando las cosas, pero las cosas no son nuestras, lo único nuestro son las emociones y las vivencias, y las personas que tenemos cerca”, añadió.
El video, filmado en Miami, tiene una estética muy estadounidense. Dirigido por el catalán Jaume de Laiguana (quien también ha trabajado con artistas como Malú, Shakira y Carlos Vives), presenta imágenes como un “diner” o cafetería, una casa rodante y una lavandería donde las personas no se miran entre sí. Sanz y Laiguana, quienes habían trabajado previamente en los videos del álbum de 2003 “No es lo mismo”, se inspiraron en las pinturas del estadounidense Edward Hopper.
“Me parecía muy importante que fuera luminoso”, dijo Sanz, ganador de 18 Latin Grammy y tres Grammy. “Esa estética es patrimonio de la humanidad prácticamente, por eso cuando vas a ciudades como Nueva York ya te parece que las conoces aunque no las conoces; porque forman parte del imaginario nuestro”.
Sanz, quien va vestido de negro con un saco de cuello mao en el video, actúa de manera similar a los ángeles de la película “Wings of Desire” (“Las alas del deseo”) de Wim Wenders, tocando a los personajes y uniéndolos.
“Podría ser un ángel, podría ser la música, podría ser el amor mismo, podrían ser todas esas cosas que de algún modo utilizamos para unirnos”, dijo el artista.
“No tengo nada” formará parte del próximo álbum de Sanz, cuyo lanzamiento está previsto para el 2019.
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