jueves, 11 de abril de 2019

Increíble pero cierto!. La heredera de la familia Disney que se avergüenza de su fortuna. Lleva toda su vida huyendo del estigma de su riqueza a través de la filantropía y el activismo.

Picoteando el Espectáculo
Roy Oliver Disney poco podía imaginar que asociarse con su hermano, Walt Disney, para crear una pequeña compañía de animación terminaría convirtiéndose en el emporio que hoy es Walt Disney Company. También es difícil que imaginara que a una de sus herederas directas, Abigail Disney, una de las cuatro hijas de su único descendiente, Roy Edward Disney, se le haría cuesta arriba aceptar la cara B que supone, desde su punto de vista, ser inmensamente millonaria.

Abigail Disney tiene actualmente 59 años, nació en Los Ángeles pero actualmente vive en Nueva York, tiene cuatro hijos y según ha afirmado se ha pasado la vida “esforzándose por conseguir títulos universitarios” que la hicieran sentirse válida por sí misma. Con los años ha conseguido ir neutralizando ese sentimiento pero la causa no fue otra que el dinero, difícil de cuantificar, que ha venido aparejado al éxito de la idea de su abuelo y tío abuelo. “Cuando era joven me avergonzaba la fortuna de mi familia y es cierto que tengo un complejo de inferioridad respecto a quienes se han ganado realmente su dinero”.

La fortuna que posee esta mujer no se conoce a ciencia cierta pero en 2006 la revista Forbes calculó que su padre poseía más de 1.200 millones de dólares (unos 1.064 millones de euros). Ella nunca ha dado cifras sobre la parte que le correspondió cuando falleció su progenitor en diciembre de 2009, pero sí se sabe que ha donado más de 70 millones de dólares (unos 62 millones de euros) y que la compañía ha seguido creciendo exponencialmente en estos últimos años.

Tiene una licenciatura por la Universidad de Yale, un máster por la de Stanford y un doctorado conseguido en la Universidad de Columbia. Por pasión y tradición familiar, se ha dedicado al cine, pero sus obras se alejan mucho de los prototipos de princesas esperando a su héroe montado en un caballo blanco y se ha centrado especialmente en realizar documentales comprometidos y reivindicativos como con el que consiguió un premio Emmy en 2015, The Armour of light, un filme que trata sobre la violencia de las armas en Estados Unidos.

Otro de los documentales que produjo en 2008, Pray the devil back to hell (Reza para que el diablo vuelva al infierno), que muestra el activismo de las mujeres en Liberia, le marcó el camino para centrarse en temas que giran alrededor de la mujer y la paz. Un interés que incluso protagoniza su foto de perfil en Twitter, donde aparece su mano con un anillo que rechaza el patriarcado, eso sí al lado de otro de brillantes y un tercero con la figura de Mickey Mouse. Ella es la fundadora de Fork Films, formada íntegramente por mujeres, una organización que en su página de Facebook explica que se dedica "a producir y financiar documentales poderosos que cambian las perspectivas".

Abigail Disney rechaza que la riqueza convierta a nadie en mejor persona, pero sí tiene claro que otorga visibilidad. "Si puedo usar eso para ayudar a personas que tienen cosas que decir que provocan una trasformación, mucho mejor", ha dicho en una entrevista en la BBC. Sin embargo, la más esclarecedora sobre lo que piensa del dinero apareció a principios de este mes en The Cut, de la revista New York: "Es fundamental recordar que solo eres un miembro de la raza humana, como todos los demás, y no hay nada en tu dinero que te haga mejor que nadie. Si no lo sabes y tienes dinero, es el camino al infierno".

Así de claro lo tiene este miembro del clan Disney que ha llegado a decir que si estuviera en su mano "aprobaría una ley contra los aviones privados". Una manifestación que no tenía otro sentido que reflejar con ese ejemplo cómo pueden algunas prebendas de ricos alejarles de la realidad hasta "olvidar sentir que somos humanos". Abigail sabe bien de lo que habla porque asistió a cómo su familia directa, su padre, su madre, ella misma y sus hermanos, pasaban de ser burgueses de clase media a viajar en jet privado. Ocurrió cuando Michael Eisner entró en la compañía Disney y ella estaba en la universidad. "Cuando apareció el jet es cuando siento que mi padre realmente se perdió en la vida", ha contado con toda sinceridad en la entrevista. "Cuando era niña vivía en una familia y cuando crecí ni siquiera la reconocía. No era solo del avión. Cuando no tienes que ser paciente o estar cerca de otras personas, eso crea la idea de que eres un poco mejor que ellos. Y durante los últimos 40 años, todo el la cultura estadounidense ha reforzado esa creencia", explica rotunda Disney.

Ella dejó de viajar en avión privado hace 20 años, pero ve otros muchos inconvenientes en ser multimillonario si uno no es consciente de las consecuencias. "La economía de mis padres cambió en la década de los ochenta y yo, que ya era adulta entonces, ví cómo se relajaban. Terminas rodeado de personas que nunca te dicen que no. Mi padre aumentó sus problemas con la bebida y nadie le dijo 'necesitas buscar ayuda", explica Abigail Disney.

Por todo esto siempre ha dudado sobre sus propios méritos, sobre si son suyos o consecuencia del dinero que la rodea. Por eso le parece genial no ser tan conocida como para no poder ir a un restaurante, pasar desapercibida y hablar con gente que la considera otra más y no tiene en cuenta valorarla por los millones que acumula en su cuenta corriente. Abigail recuerda que hubo un tiempo en que sus padres le enseñaron que lo más importante se llama "bien mayor", ese que trasciende lo que le viene bien a uno personalmente. Y por eso afirma "emocionarse" cuando conoce a personas a las que claramente no le emociona quién es ella. Y para conseguirlo a veces tira de humor y rompe el hielo con una broma sobre Cenicienta o Campanilla. No suele fallar y siempre encuentra una cara que se sorprende porque Abigail Disney, inmensamente rica, les parece "normal y no una auténtica gilipollas", según sus palabras textuales.
Fuente El Pais

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