Diarios de todo el mundo, incluyendo de Rusia, le han dado amplio despliegue en cobertura al atentado a balazos de que fue víctima esta noche David Ortiz, el ex pelotero de Grandes Ligas, donde también resultó herido el presentador de televisión Jhoel López.
El lamentable suceso ocurre en momentos en que el país está envuelto en una campaña negativa internacional, por los turistas norteamericanos que han fallecido y han sido agredidos en hoteles de República Dominicana.
Mientras nuestro país se hunde en el descrédito y los gobiernos de Estados Unidos y del Reino Unido advierten a sus ciudadanos sobre el peligro de viajar a República Dominicana, las autoridades minimizan la situación, que se le ha escapado de las manos, y se justifican diciendo que es un “asunto de percepción”, que son “hechos aislados”, o que en otros países hay más delincuencia sue aquí.
Como también dicen que casos como el de David Ortiz se debe a que en un exceso de humildad se meten hasta en las “discotecas de tígueres” a divertirse, donde no hay control de entrada de gente con armas de fuego.
En esto último talvez tengan razón.
Las figuras públicas, famosas, populares, todas deben cuidarse, pues aún sean sanas, sociables, humildes, no escapan a convertirse en víctimas de la envidia y la maldad de los desalmados.
De nada vale tener fama y fortuna, y ser un hombre de bien, en un país violento e inseguro, que hace tiempo se le fue de las manos a las autoridades, que han optado por hacerse “los locos”, y actúan como si no se dieran cuenta del rumbo que ha cogido la nación.
El lamentable suceso ocurre en momentos en que el país está envuelto en una campaña negativa internacional, por los turistas norteamericanos que han fallecido y han sido agredidos en hoteles de República Dominicana.
Mientras nuestro país se hunde en el descrédito y los gobiernos de Estados Unidos y del Reino Unido advierten a sus ciudadanos sobre el peligro de viajar a República Dominicana, las autoridades minimizan la situación, que se le ha escapado de las manos, y se justifican diciendo que es un “asunto de percepción”, que son “hechos aislados”, o que en otros países hay más delincuencia sue aquí.
Como también dicen que casos como el de David Ortiz se debe a que en un exceso de humildad se meten hasta en las “discotecas de tígueres” a divertirse, donde no hay control de entrada de gente con armas de fuego.
En esto último talvez tengan razón.
Las figuras públicas, famosas, populares, todas deben cuidarse, pues aún sean sanas, sociables, humildes, no escapan a convertirse en víctimas de la envidia y la maldad de los desalmados.
De nada vale tener fama y fortuna, y ser un hombre de bien, en un país violento e inseguro, que hace tiempo se le fue de las manos a las autoridades, que han optado por hacerse “los locos”, y actúan como si no se dieran cuenta del rumbo que ha cogido la nación.
Fuente merengala
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