lunes, 26 de julio de 2021

Soy “influencer”......todos somos “influencers”, pero ¿acaso la cantidad de “influencers” que vemos, leemos o escuchamos logra influenciar a alguien?


Por Lenny Tavárez, artista urbano
Picoteando el Espectáculo
De hace un tiempo para acá, todos somos “influencers”, pero ¿acaso la cantidad de “influencers” que vemos, leemos o escuchamos logra influenciar a alguien? ¿Su mensaje cambia o mueve multitudes hacia un fin común?

Hay muchas curiosidades o preguntas que debemos analizar, porque en las redes sociales y en todas sus plataformas existentes -y las próximas a salir- han logrado y seguirán aportando a que quien no hablaba, que hable y quien no podía hacerse sentir, ahora puede llegar hasta el infinito. Pero la realidad es que, en ocasiones, no valoramos el peso que tiene el influenciar a alguien. Ya sea un conocido, un seguidor local -o alguien de cualquier parte del mundo- con mirar su celular pueda influenciarse con tu mensaje. En ocasiones, desperdiciamos oportunidades para lograr encaminar las cosas.

Existe una línea bien estrecha en ser “influencer” e influenciar, y en eso quisiera abundar, porque nos confundimos cuando entramos a ese mundo de las teclas y comenzamos a postear a lo loco sin medir consecuencias. Y no me refiero a si es gracioso o no, porque el más o el que menos, en algún momento, postea estupideces, y me incluyo.

Disfrutarnos eso que compartimos o le damos “like” para hacer reír o porque, simplemente, nos da la gana compartirlo; no es malo. ¿Pero es eso lo que queremos que otros copien de nosotros? ¿Es eso lo que aporta a influenciar a otros?

Sin querer pecar de erudito en estos temas quisiera que comprendan como veo este asunto. Nunca pensé que escribiendo algo lograría llegar a tanta gente. Tampoco me visualizaba escribiendo esta columna, pero acepto que es necesario e importante comunicar lo que uno siente o persigue alcanzar. Probablemente, muchos de los que hoy leen esta columna no tienen acceso a las redes sociales y recibieron el periódico en sus casas, o en el semáforo de la esquina. Ellos están siendo influenciados de otra manera y deciden.

Cuando tú vas viendo que tienes el poder de enviar mensajes y que esos mensajes siguen aumentando el radar de alcance, te preocupas y te paras, piensas y vuelves a pensar si éstas haciendo lo correcto. La responsabilidad es grande y sentado fumándome un cigarrito me he preguntado mil veces cómo logro comunicar lo que quiero y si logro influenciar con mi mensaje.

Quizás no tenga una respuesta inmediata, pero la idea es no dejar de preguntármelo. Y creo que así debemos hacer todos para conseguir si estamos haciendo lo correcto.

En ocasiones, somos criticones de lo que otro hace e, incluso, somos vocales en decir cómo se deben hacer las cosas, pero ninguno de nosotros, los que no llamamos “influencers”, decidimos convertirnos en líderes. ¿Por qué nosotros no podemos ser la autoridad o los que hagamos las nuevas leyes? ¿Por qué tenemos que conformarnos con criticar si podemos jamaquear lo existente y lograr un mejor rumbo? Para influenciar de verdad tenemos que aprender a ocupar espacios que nos limitan o no limitamos nosotros mismos.

El poder que tenemos de influenciar no se debe quedar en la mera apariencia por roncar de muchos seguidores y diciendo que soy “influencer”. No, no, no… hay que influenciar asumiendo posturas con fundamento y atreviéndonos a ser líderes.

Yo compongo, canto y he vivido sabiendo lo que quiero hacer, pero no soy conformista y no quiero sentarme a mirar el pasado sin perdonarme que pude hacer algo más allá, no quiero que me llamen “influencer” si no logro influenciar a mi gente.
Fuente primera hora

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