viernes, 5 de noviembre de 2021

Se dijo, algún problema....Sergio sobre el merengue "La gente decidió comprar más barato y la vaina ha salido más cara”.“ El merengue volverá en su momento, pero para eso necesitamos músicos y poesía”.


Picoteando el Espectáculo

“El merengue es uno de los ritmos regionales bailables más difíciles de tocar, para que quede bien hay que hacer un esfuerzo increíble, por eso es más fácil hoy día que la juventud se decante por otros géneros”.

Quien así habla es Sergio Vargas, uno de los artistas más preocupados por dejar un legado de buena música e interpretación al pentagrama musical dominicano.

“Las nuevas generaciones han encontrado en el reguetón, el dembow y otros ritmos urbanos un comodín en niveles de calidad, no hay que ser poeta, porque en ese mundo los poetas buscan nada o muy poco. No hay que ser músico, ni buscar una orquesta de 15 o 16 personas para que acompañen a un carajo con tres pregones”, destacó el artista.

Dice que se está viviendo una época en que la simplicidad juega un papel importantísimo. “Parece simple, pero la gente decidió comprar más barato y la vaina ha salido más cara”, sentencia el intérprete de Dile.
Con la seguridad que da la experiencia de años como una de las figuras preponderantes del merengue, Vargas asegura que “el merengue volverá en su momento, pero para eso necesitamos músicos y poesía”.

El cantante villaaltagraciano destaca que la gente dejó de exigirle a la generación actual como hacía con él y sus demás colegas. “Recuerdo que los locutores llegaron a devolver grabaciones que hicimos, dizque porque estaba mal de clan, o había una nota desafinada o que había un problema de dicción, etc, etc”.

Conversando vía telefónica desde Colombia, donde es considerado uno de los más influyentes merengueros de todos los tiempos, Vargas está claro en que la poseía no puede volver, ni la música puede avanzar sin la inversión pública en las escuelas.

“Aquí, en Colombia, el vallenato cuenta con el apoyo gubernamental en todos los pueblos. Hay una región llamada Valledupar, donde se supone nació una parte importante de los intérpretes de ese género y allí se produce, anualmente, un evento que se llama Festival de acordeoneros y entre los participantes con condiciones de prodigio aparecen niños de 9 y 10 años, pero hay escuelas en todas las esquinas financiadas por el Estado”.

En ese sentido lamenta que en República Dominicana no haya una sola escuela de música financiada por el Estado. “Tenemos la entelequia llamada Conservatorio Nacional de Música que hasta hace poco era el ‘Conservatorio Polaco de Música’, porque se prohibió tocar merengue, después lo fueron dejando entrar como una música de taller”.

Entiende que hasta que no se tome tiempo para iniciar un proceso de formación de los músicos dominicanos y las escuelas valoren, a través de las bellas artes, competencias de música, poesía y otras disciplinas “no llegaremos a ninguna parte”.

Trujillo en la música dominicana
“Trujillo fue merenguero y cada vez que se hacía un traje nuevo de casimir, su tela preferida, mandaba a uno de esos maestros a hacerle un merengue original, para bailarlo con ese traje. Había que tocarle y cantarle tan bien que con ese criterio llegó el merengue hasta inicios de los 90”, explica el artista.

Recuerda que en las elecciones de 1930 Rafael Leónidas Trujillo, después de ser impedido de entrar al Club Unión, por su condición de pobre, vio que la música que escuchaban era de cuerdas.

Se lamenta al recordar que “había un complejo grande, todo lo que se impone por la fuerza hay que ponerle palanca, porque si no se derrumba. Al alcanzar el poder Trujillo llegó al Palacio con un perico ripiao y obligó a aquella aristocracia a bailar merengue y terminó gustándole, pero fue obligao’. El merengue tiene una historia ciudadana corta. Antes de Trujillo era una música que se bailaba entre los campesinos y los esclavos, pero bien lejos, en el monte”.

El artista entiende que el merengue, que se convirtió en punta de lanza en la promoción del país que vive del turismo, hoy no tiene quien le escriba en República Dominicana.

“Para escribirle tenemos que tener quien lo lea, y para que haya quien lea el merengue como debe tocarse y como debe cantarse hay que formar a los músicos, pero no tenemos las escuelas”, se lamentó. (Jose Antonio Aybar/El Nacional)

Sobre los urbanos y bachateros
Sergio Vargas entiende que la música urbana dominicana representa al país como lo hace el merengue y la bachata.
Sobre la música de amargue dice que tiene una ventaja frente al merengue, porque es menos complicada de tocar. “Es un ritmo que se toca con mucho más facilidad que el merengue y eso le da un ventaja frente a nosotros, es como un bolero más acelerado”.

Entiende que todos los géneros pueden convivir en la radio, pero hubo una conspiración para sacar el merengue, lo que desintonizó a las nuevas generaciones con ese sonido.
“Desde los años 90 el merengue fue conspirado descaradamente”, finalizó.

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