Parece que subestimamos a Nicolás Maduro. En lo simple de sus acciones subyace un acto de inteligencia, fortalecer la conexión con los sectores populares de Venezuela. El anuncio hecho por él de la realización, en julio próximo del Festival Mundial del Merengue, supone una válvula de escape para alivianar un poco el descontento producto de las carencias económicas de la población. Pero viéndolo desde el punto de vista de la proyección del género musical dominicano, es penoso que este acontecimiento sea capitalizado por Venezuela y no por RD. Reitero lo de siempre, el merengue y la bachata, bailados, aplaudidos y abrazados por otras naciones, son las cenicientas de la gestión cultural y turística dominicana.
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