lunes, 26 de diciembre de 2022

Piconfesiones.....Periodista Lourdes Del Río lo aprendido a través del cáncer la hizo a una mejor persona. Nunca llegó al punto de cuestionarle a Dios el porqué, sino para qué.


Por
 Rosalina Marrero-Rodríguez-primera hora
Picoteando el Espectáculo 
En estos días en los que se reciben regalos por la Navidad, muchos de esos materiales, la periodista Lourdes Del Río agradece todo aquello ha recibido desde que escuchó un primer diagnóstico de cáncer entre finales del pasado marzo e inicios de abril. Fue una noticia que la estremeció, naturalmente, pero para la que la vida y la divinidad en la que cree la fue preparando sin ella saberlo.

Tiempo antes de saberse con cáncer de seno había iniciado un podcast, “En positivo”, en el que conversaba con los invitados desde el optimismo. Era su forma natural de enfrentar las distintas situaciones que presenta la vida y así le brindaba herramientas a la audiencia que muy pronto le sirvieron a ella para manejar su proceso de enfermedad, al que seguido se sumó un segundo diagnóstico, esta vez de cáncer de piel, y en medio de eso, el divorcio.

“Todo lo que he vivido, lo bueno y lo malo, ha sigo un regalo. De las cosas malas aprendemos, nos crecemos o nos hundimos, y yo escogí desde un principio crecerme y es lo que he hecho”, afirmó la comunicadora, de 58 años, oriunda de Añasco. “Pienso que soy una mejor persona, esto a mí me ha convertido en un mejor ser humano, que está todavía en proceso, porque nunca terminamos de aprender y mejorar, pero sí me ha abierto los ojos a muchas cosas. Empiezas a plantearte lo que es verdaderamente importante en la vida... y estoy convencida de que he tenido más cosas positivas que negativas que han partido de la enfermedad“, sostuvo en entrevista telefónica.

Ahora, con un resultado libre de cáncer -aunque muy consciente de que la enfermedad no ha terminado, pues aún enfrenta las secuelas de los tratamientos, además de continuar con un medicamento-, lo que desea es devolver el amor y el apoyo genuino que ha recibido de los familiares, los compañeros de la cadena Univisión, las amistades y la audiencia que la sigue en las redes sociales. “Por eso retomé el podcast, por eso creé la tiendita virtual, porque siento que todas esas cosas contribuyen”, comentó.


Empezó siendo algo malo, que no ha cambiado, sigue siendo feo tener un diagnóstico de cáncer, pero yo he convertido eso en ayudar a la gente y llevar ese mensaje es mi propósito de vida”

-Lourdes Del Río, periodista

La noticia de la enfermedad trascendió localmente el pasado 6 de abril, cuando ella misma publicó un video mientras caminaba por los alrededores de su hogar en la ciudad de Miami, Florida. Dice que compartir el diagnóstico fue algo que pensó dos o tres veces, sin embargo, entendió que haciéndolo sería honesta, no solo con quienes la observan desde las pantallas de los televisores y las redes sociales, sino con ella misma. Esa misma honestidad ha procurado llevarla a lo largo del proceso sin ocultar los días en los que el cáncer la hizo tambalearse, pero nunca caerse.

“Me empecé a dar cuenta que tenía un propósito todo esto, y el propósito era que la gente se viera reflejada en mí, ya no con un podcast, donde te digo qué es lo que puedes o no debes hacer, sino que estás viendo a alguien que las está usando, porque en medio de todo esto me llegó el cáncer de piel, me llegó el divorcio, y era, ‘ok, aquí están todas estas herramientas, hay que seguir usándolas’”, compartió. “Siempre le decía a la gente que le estaba dando herramientas de vida, pero de lo que no me había dado cuenta es que mientras hacía eso, acrecentaba también mi fe, acrecentaba también mi manera de ver la vida de esa forma... Por eso desde que inicia el proceso nunca lo asumí, nunca lo enfrenté desde el negativismo. Desde un principio me declaré sobreviviente”.

Nunca llegó al punto de cuestionarle a Dios el porqué, sino para qué.

“La respuesta es que tenía que tener esta misión de llevar el mensaje positivo, pero no en palabras, sino en hechos. Es más fácil que te diga, ‘tienes que estar en positivo’, a que me veas a mí pasando por esto, hablando de positivismo, ahí es donde se sabe dónde el grillo tiene la manteca; ya no es el librito, ya es me está pasando a mí y aquí estoy”.

El cáncer la había tocado de cerca dos veces. Una tía materna, a la que considera una segunda madre, también ha tenido que enfrentar el cáncer de seno, y un amigo perdió la lucha frente a la enfermedad. “Tú no sabes nada del cáncer hasta que tú no lo vives. Tú crees que lo sabes, a menos que te haya tocado tan de cerca que hayas estado de principio a fin en todos los procesos, pero aún así no es el mismo ser la que va a ayudar a la persona que ser el paciente”, dijo mientras trataba de calmar a sus amores perrunos, los chihuahuas Chispita y Paquito.

“Lo dejé ir en amor”

Del Río confiesa que la separación de quien era su esposo por cerca de once años, Juan F. Ramírez Ferrer, la tomó por sorpresa, “porque fue algo inesperado”, no obstante, prefirió soltarlo con la misma buena actitud que maneja todos los aspectos de su vida. “Al final no todo el mundo se maneja igual con situaciones así de duras y yo lo dejé ir en amor”, manifestó. “No tengo contacto con él, porque no lo ha provocado y yo no lo voy a provocar tampoco, y que Dios lo bendiga, y yo seguí mi camino. Lo vi como otro reto, pero yo soy muy proactiva. Hay una situación, yo busco la solución”.

A partir de esa vivencia, creó una red de amigas por medio de un chat que llamó “Los ángeles de Luli”. De allí salieron todas sus cuidadoras, transportistas y demás que pudiera necesitar en las etapas más fuertes del tratamiento hasta el presente.

“Mi realidad era muy clara: Estoy en este país sola, porque tenía una pareja y ya no tengo, y tenía que enfrentar una enfermedad monstruosa, porque aunque yo esté en positivo, no quiere decir que no sepa lo monstruosa que es esta enfermedad. Y me organicé como si fuera a hacer un reportaje; tú te organizas y sabes a qué hora vas a llamar a la persona y qué recursos vas a usar y metes mano, y eso fue lo que hice, y gracias a Dios no ha habido un día que no haya necesitado algo que no haya tenido”, agradeció.

Aún con las transformaciones que experimenta a partir de la enfermedad, Del Río se sigue viendo como “la periodista de Univisión”, un espacio laboral al que espera regresar pronto, porque la profesión la llama y porque aún no sabe cómo verbalizar el agradecimiento que tiene hacia sus compañeros, en todos los niveles de la empresa.

“Si Dios permite vamos a ver si puede ser en el mismo enero, (que) ya yo regreso, y claro, la vida no va a ser igual, porque me imagino que tengo que coger las cosas más suaves en lo que el cuerpo se va recuperando, pero los planes son retomar mi vida”, afirmó quien volverá a la calle a cubrir el acontecer noticioso con nuevas formas de mirar todo lo que afecta el entorno, no solo desde lo visible, también desde lo que no es tan accesible a los ojos.

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