viernes, 24 de marzo de 2023
El Soberano pierde su esencia, la de entregar y recibir premios. Este año una notable cantidad de categorías no fueron anunciadas.
Ynmaculada Cruz Hierro-listin diario
Picoteando el Espectáculo
Desde hace años todas las premiaciones en el mundo han conjugado en su propuesta una combinación de elementos que convergen para obtener un óptimo resultado.
Iniciando con el desfile de las figuras por la alfombra roja, convirtiéndose en una de las principales pasarelas de la moda. Una conducción salpicada de un buen humor, musicales que generalmente, mueven las fibras de los espectadores, homenajes a figuras de larga trayectorias, y por supuesto, el anuncio de los agraciados, que suben a recibir sus premios y aprovechan y ofrecen un discurso, que en ocasiones llega cargado de mensajes, indirectas y hasta anuncios personales.
Con los años la esencia y la materia prima de este tipo de evento, que es el anuncio de los galardonados ha ido cayendo en segundo plano. Y es que la puesta en escena es un show para la televisión que se concibe como tal y debe de ser ágil y entretenido para los televidentes.
La entrada y salida de ganadores hace de la producción densa y aburrida, y ha sido esta una de las razones por la que las premiaciones artísticas se acogen a las presentaciones de números musicales u otro tipo de entretenimiento como alguna rutina de humor.
Igual ha sucedido con los Premios Soberano, que por razones de tiempo, muchos de los ganadores se presentan diferidos y se van anunciando durante el la ceremonia.
Este Soberano 2023, que reconocía el trabajo de los años 2021 y 2022, trajo consigo nuevas modalidades, primero el anuncio de ganadores del 2021 a través de las redes sociales, pero días antes los nominados, de ese año, se enteraron que no serían invitados y que no recibirían la estatuilla de manera presencial.
La noche del miércoles, luego de una larga ceremonia (más de tres horas) una gran parte de los reconocidos no fueron anunciados ni de manera diferida ni durante el espectáculo, sino al día siguiente por medio de un comunicado de prensa. Lo nunca antes visto. Y un mal precedente.
Al público se le ha olvidado celebrar a los ganadores, disfrutar de la preservación del arte nacional y saber que la premiación se convierte en una motivación y en un compromiso para seguir presentando un mejor trabajo. Ahora la atención de la gente radica en quienes no debieron merecer las estatuillas, y como en otros años, esta entrega tuvo sus telas para cortar.
El premio le quedo grande a Emelyn Baldera. Que deje eso y regrese a planchar y chismear en el salon
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