Sentí la verguenza ajena con lo que el público que asistió a la celebración del 15 aniversario de Telemicro le hizo a Wilfrido Vargas durante su actuación en el malecón.
Como se sabe Wilfrido ha estado recreando su vida artística con el espectáculo que ya había presentado en el hotel Jaragua, con todas las figuras que han desfilado por su orquesta.
Juan Ramón Gómez Díaz, el magnate de Medios Telemicro decidió contratarlo como una de las principales atracciones de su aniversario.
Bien caro, por cierto, por una suma que ronda el medio millón de pesos, conforme a los datos que nos suministraron.
Muy bonita estaba su participación, contando su historia musical.
Luego de una buena tanda con los grandes éxitos de su repertorio se le ocurrió hacer el juego donde le pide a la gente que se agache, que haga una bulla, que de una palmadita, algo que heredó Rubby Pérez y que lo hace en todas sus presentaciones.
¡Agacha, agáchate! ¡Sacude, sacúdete!¡Menea, meneáte!
Pues bien, cuando llegó el momento de preguntarle al público, "Seguimos?", la gente le respondía !¡Nooooo!. Y cuando poeguntaba:"Paramos?". Le voceaban :¡Siiii!.
O sea, que la gente no quería que Wilfrido siguiera cantando.
!Qué público más indecente!, dijo un colega que se encontraba a mi lado.
Le respondí que el público de ahora no sigue ni respeta trayectoria.
Llamó la atención que sin embargo toda la muchachada que estaba allí se gozaba y repetía las letras de un artista llamado Arcángel, de Zión y Lenox.
Siempre uno está al tanto de lo que se escucha en la radio, y conoce los éxitos de exponentes urbanos, porque hay que estar actualizado.
Lo que sorprende es que aparte de los que han sido éxitos, cantaron temas que nunca se han escuchado en la radio, y que la gente se los sabe.
Son parte de los códigos que hoy se manejan, los cuales se alejan de los métodos convencionales.
Ocurre que cierta música no suena en la radio, pero hay artistas que pegan temas hasta en YouTube y en la Interrnet.
Hay un mundo subterraneo donde se articulan códigos que en determinados niveles no pueden ser descodificados para el fruidor común, lo cual no es más que parte del mismo lenguaje que impera hoy día en el ciberespacio, en el mundo cibernético.
Publicado por Joseph Caceres
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