El joven de 23 años compartió que Baute se ha puesto en contacto con las autoridades correspondientes para aceptar la paternidad.
"Me llamó mi abogado para decirme que Carlos Baute mandó una carta al juzgado reconociendo que era mi padre", señaló Arellán, quien destacó que esa situación es algo que estaba esperando concretar desde hace mucho tiempo.
El joven detalló: "Me quedé en 'shock' y luego me emocioné, pues pensé en todo lo que he pasado hasta que ha llegado este día que tanto he soñado".
Inclusive, expresó que tanto él, como su madre, hace un par de meses se sometieron a las pruebas requeridas por las autoridades que llevaron el caso, y así poder comprobar la paternidad de Baute.
"Estaba seguro de que Carlos era mi padre. Él me lo reconoció en una reunión que tuvimos en privado. Si hice todo esto es porque quiero tener su apellido, no quiero su dinero".
-¿Ya hubo un acercamiento?
"Sí. El primer contacto fue en el funeral del papá de Carlos en el 2009. Hubo otro a mediados de abril del 2010. No había hablado de esa reunión porque Carlos me pidió que no lo hiciera, de lo contrario me demandaría. Además, me hizo falsas promesas que hasta el día de hoy no ha cumplido. Me aseguró que vería con su manager la posibilidad de regularizar mis documentos en España; eso sí, nunca me aseguró que me daría su apellido, con todo y que salieron positivas las pruebas de ADN que nos practicaron".
-¿Por qué no lo habías mencionado antes?
-Carlos me solicitó que no hablara de esto con la prensa. Me comentó que no podría utilizar su apellido aunque el resultado de la prueba haya salido positivo, que no podía dedicarme al medio del espectáculo y, además, prometió que me daría $200 mil euros, pero nunca pasó nada. Sólo le pido que me reconozca; no sabe el daño que me está causando.
-¿Qué ocurrió en ese encuentro?
-Me contactó Franklin, el manager de Carlos, por medio de un correo electrónico y me citó en Plaza Colón, en Madrid, alrededor de las siete de la noche. De ahí pasamos por Carlos a un lugar que no conozco y después nos dirigimos a la casa de Franklin donde se llevó a cabo la reunión.
-¿Qué sentiste cuando viste a Carlos subirse al auto?
-Sin palabras, fue impactante. No sabíamos qué decirnos. Durante el trayecto a casa de Franklin íbamos callados. Pero al llegar me hicieron la humillación más grande de mi vida: Franklin me revisó los pantalones y la camisa para checar que no llevara conmigo un micrófono o una cámara fotográfica; por supuesto, le pregunté: "¿Qué haces?", y sonriente me contestó: "Por si acaso". Me hizo sentir como si fuera un delincuente; ahí me faltó al respeto. Y no necesité comentarle nada a Carlos: él estaba ahí.
-¿Te ofreció ayuda económica?
-Sí, en ese entonces yo vivía con un amigo, se lo conté y me dio $700 euros para rentar un apartamento solo. Franklin me entregó el dinero y me hicieron firmar un documento. Carlos me sugirió que despidiera a mi abogada de aquel momento porque íbamos a resolver el asunto entre nosotros. Me pidió: "Despídela, porque aquí no hay conflicto"; no sabes la rabia que me dio.
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