Por El Portal/Fausto Polanco
A principios de los 70 viajaron a Santo Domingo, se presentaban en la televisión y así comenzó esta historia de éxitos La orquesta surgió como un desprendimiento de Los Hijos del Rey.
Cuando esta última se fundó, en 1976, los hermanos Tito y Luis Kenton fueron llamados por Wilfrido Vargas para que acompañaran a Fernando Villalona en el frente. Bonny Cepeda firmó contrato como director musical.
Esta convocatoria estuvo motivada porque Wilfrido Vargas vio actuar a Bonny, Tito y Luis en el Teatro Agua y Luz con un grupo que habían formado sólo para hacer esa presentación.
El debut de Los Hijos del Rey se efectuó en agosto de 1976, en el Estadio Olímpico, junto a la agrupación La Fania All Star.
La actividad resultó un éxito y contó con una gran cantidad de espectadores, los cuales quedaron impresionados con la fantasía y el derroche rítmico y agilidad escénica en los bailes de Tito y Luis Kenton, así como a Fernando Villalona en el rol de merenguero, ya que a “El Mayimbe” se le conocía más como baladista.
Esta unión de estrellas duró dos años, ya que en 1978 Bonny, Tito y Luis pidieron un aumento de 15 pesos a Cholo Brenes en Los Hijos del Rey, pero este no aceptó y decidió sacarlos del grupo
Pero antes de que esto sucediera, Bonny, Tito y Luis decidieron tomar su propio camino y fundaron a Bonny con Kenton, nombre ideado por Yaqui Núñez del Risco. A esta nueva orquesta se integró Raphy, el hermano menor de la familia Kenton.
Ellos son apellidos Payano Pérez, pero eran seguidores del artistas Stan Kenton y desde niño acuñaron el apellido Kenton.
A partir de 1980 caminaron solo como Los Kenton y por su orquesta pasaron artistas como Eddy Quieroz, Freddy Kenton, Miguel Miguel, Johnny Reyez, Gabby Arias y Paco Quero. Entre sus mejores éxitos se destacan Los Melones, Campesina, Borinquen y Quisqueya, La política, Te lo pido por favor, Te amo, Ella y Él, El negro del swing, Paloma Blanca, Ingual que el año pasao y muchos más.
La caída que dejó a Luis en silla de ruedas por 29 años
Los hermanos Tito y Luis Kenton llevaban una carrera de éxitos desde sus inicios con Los Hijos del Rey, en 1976, hasta lograr independizarse y alcanzar el estrellato en base el éxito y su coreografía, la cual fue inigualable.
Pero el sábado 29 de octubre de 1987, el destino se encargó de tronchar el camino de uno de ellos. Tito, Luis y un amigo, a quien llamaban “Lobo”, se dirigieron como de costumbre a practicar deportes al Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.
Luis llegó un poco tarde, pues le había comunicado a su hermano Tito que se encontraba indispuesto. Ellos acostumbraban hacer diferentes deportes, lo que les facilitaba dominar con más facilidad sus bailes.
Los hermanos Kenton iniciaron su rutina a las 10:00 de la mañana y media hora después Luis dio un salto hacia atrás en la cama elástica y al caer de cabeza se fracturó la quinta y la sexta vértebra cervical, produciéndole una cuadriplejia instantánea.
Luis estaba consciente de lo que le había ocurrido en esa caída, por lo que desde el pavimento dio las instrucciones de cómo debían trasladarlo a un centro de salud.
“Yo intenté mover un brazo, pero no pude, se cayó de inmediato y me dije a mí mismo que realmente me había pasado algo muy serio y para que no me provocaran más lesiones al moverme, dirigí mi traslado al Hospital Central de las Fuerzas Armadas, que fue donde me llevaron”, explicó Luis.
Pensaban que era algo sencillo
Tito y “Lobo” creían que Luis estaba bromeando y lo conminaron a pararse para continuar las prácticas, pero éste se quejaba diciendo que no podía moverse y que le había ocurrido algo terrible. Al percatarse de que Luis hablaba en serio, fueron presa del pánico.
De inmediato, y a petición de Luis, lo condujeron al hospital sobre una tabla, de forma que no le produjeran otras lesiones.
Llegaron al Hospital Central de las Fuerzas Armadas pasadas las 11:00 de la mañana y luego fue referido a la clínica Abreu.
Allí le hicieron los exámenes correspondientes y le dieron la infausta noticia: se fracturó la columna vertebral y, por tanto, había quedado paralítico.
En el centro de salud permaneció 25 días. Estuvo al cuidado del doctor Bienvenido Fajardo, y gracias a él en febrero de 1988 logró ser trasladado al Metropolitan Hospital de los Estados Unidos, donde fue intervenido quirúrgicamente para fijarle las vértebras.
“Yo no sabía que esto iba a ser tan difícil para mí. Recuerdo que a la siguiente semana del accidente teníamos que ir a tocar a Puerto Rico y les decía a mis amigos que iba a participar de la gira, pero cuando me di cuenta que el tiempo pasaba y llegaba el momento de salir del país y me encontraba igual, sentía que el mundo se derrumbaba para mí”.
La vida de Luis Kenton dio un giro de ciento ochenta grados. “Todo ese edificio que ayer cayó hoy se ha levantado”. Con esa convicción dio los pasos necesarios y conformó una fundación sin fines de lucro que funciona desde 1989. A través de ella ayuda a los niños de la calle. Expresó que “los minusválidos somos personas que podemos aportar. El hombre no necesita piernas para caminar. Se camina con la fortaleza del espíritu y las grandes ideas”.
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