Al margen de esa polémica ya superada, ligada al fenómeno de la apropiación cultural, que la llevó a prescindir de palabra ‘Kimono’ para optar finalmente por la marca ‘SKIMS’ para comercializar su revolucionaria línea de prendas moldeadoras, la estrella televisiva Kim Kardashian no podría sentirse más realizada con un proyecto tan exitoso que, asimismo, también le ha servido para combatir esa uniformidad estética que aqueja en ocasiones a la industria de la moda.
“Me parece una locura que esto no se hubiera hecho antes. Mi tono de piel no es el tono de piel de todo el mundo”, ha asegurado tajante sobre la falta de variedad, al menos en lo que a los colores se refiere, en la oferta de fajas y demás artículos concebidos para delimitar mejor las curvas.
“Y cuando estaba algo más bronceada, me costaba encontrar un tono que encajara con el mío. Me acuerdo de que tenía que poner mis fajas en el lavabo para teñirlas con café o té y hacerlas así más oscuras. Necesitaba encontrar una solución”, ha apuntado en su última conversación con la revista estadounidense People.
Además de los nueve tonos diferentes que caracterizan su ya célebre colección, ‘SKIMS’ también cuenta con una serie de cintas adhesivas especialmente diseñadas para realzar los atributos femeninos, sin que ello desemboque en heridas, escozor e incluso “ampollas” como las que solía sufrir la celebridad cuando no tenía más remedio que echar mano de la cinta aislante, la cual no era francamente apropiada para esa clase de usos.
“Solía ponerme cinta aislante o para embalar antes de crear la mía propia, y cuando tenía que quitármela, me dolía muchísimo y hasta me dejaba ampollas. Además, con esa clase de cinta no podías evitar que la parte central [del pecho] se quedara plana. Afortunadamente, acabamos encontrando una solución idónea para moldear y definir la figura y, al mismo tiempo, evitar esos dolores innecesarios“, ha comentado orgullosa sobre sus originales y útiles productos de belleza.
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