“Empecé a beber porque me hacía dormir”, confesó el músico de 73 años, que en 2003 estuvo al borde de la muerte por una cirrosis hepática. Un trasplante de hígado le salvó la vida.
En el estreno de la nueva temporada del programa español Mi casa es la tuya con la conducción de Bertín Osborne, el músico Raphael, de 73 años, habló sinceramente sobre el momento más duro de su vida: la cirrosis hepática que casi le cuesta la vida y el trasplante de hígado que lo salvó en 2003.
El reconocido artista, que padece hepatitis B desde los años 80, reveló que sufrió un empeoramiento de su salud por culpa del alcohol. Así lo reconoció el representante de la música española, quien detalló que años atrás comenzó a tomar para conciliar el sueño. "Yo nunca había bebido ni fumado, pero empecé a beber botellitas de esas pequeñas de los hoteles porque me hacían dormir", confesó el intérprete de "Escándalo".
Nunca imaginó que ese mal hábito podría haberle costado a la vida. En poco tiempo, su afección se agravó. Pero no fue fácil para él reconocer que no estaba bien. "Cuando di la cara era demasiado tarde. (…) También es cierto que yo no quería enterarme", dijo el músico sin rodeos.
Su mujer, Natalia Figueroa, se enteró de todo más tarde. Nunca fue consciente de nada de lo que le estaba pasando, ya que Raphael alargaba su estancia en Barcelona para no tener que viajar a Madrid y así evitar que su compañera de toda la vida lo viera en el estado en el que se encontraba.
Pero cuando aceptó ir al hospital para hacerse análisis, ya tenía un avanzado estado de cirrosis hepática. En mitad de sus confesiones, desveló que no quería un trasplante. Pero ante la gravedad de la situación aceptó sin dudarlo: "Yo, al principio, no quería. Cuando me lo plantearon y vi que era el único camino, entonces me entregué totalmente".
El reconocido artista, que padece hepatitis B desde los años 80, reveló que sufrió un empeoramiento de su salud por culpa del alcohol. Así lo reconoció el representante de la música española, quien detalló que años atrás comenzó a tomar para conciliar el sueño. "Yo nunca había bebido ni fumado, pero empecé a beber botellitas de esas pequeñas de los hoteles porque me hacían dormir", confesó el intérprete de "Escándalo".
Nunca imaginó que ese mal hábito podría haberle costado a la vida. En poco tiempo, su afección se agravó. Pero no fue fácil para él reconocer que no estaba bien. "Cuando di la cara era demasiado tarde. (…) También es cierto que yo no quería enterarme", dijo el músico sin rodeos.
Su mujer, Natalia Figueroa, se enteró de todo más tarde. Nunca fue consciente de nada de lo que le estaba pasando, ya que Raphael alargaba su estancia en Barcelona para no tener que viajar a Madrid y así evitar que su compañera de toda la vida lo viera en el estado en el que se encontraba.
Pero cuando aceptó ir al hospital para hacerse análisis, ya tenía un avanzado estado de cirrosis hepática. En mitad de sus confesiones, desveló que no quería un trasplante. Pero ante la gravedad de la situación aceptó sin dudarlo: "Yo, al principio, no quería. Cuando me lo plantearon y vi que era el único camino, entonces me entregué totalmente".
Fuente Infobae
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