Ser parte de la realeza tiene su costo, especialmente cuando no se ha nacido en cuna de oro.
Pasada la algarabía mundial de su boda de ensueño, convertida ya en la duquesa de Sussex, a Meghan Markle le esperan seis meses de tediosa instrucción.
Isabel II ha impuesto a la esposa norteamericana del príncipe Harry clases de protocolo para perfeccionar algunos aspectos propios de la realeza. La monarca ha encomendado esta tarea de instrucción a su secretaria privada, Samantha Cohen.
Como parte del reglamento de la familia real, le será prohibido hacerse selfis, pintarse la uñas de color oscuro, firmar autógrafos, hacer uso de las redes sociales, vestir minifaldas, cruzar las piernas en público y llegar tarde.
Así lo informa la prensa británica, que explica que Cohen, una australiana conocida como "Samantha la Pantera", asesorará a la duquesa en su residencia en el palacio de Kensington.
La meta es que Meghan tome las riendas de la amalgama de normas escritas y no escritas del protocolo real británico, y así pula su imagen como esposa de un Winsor.
De acuerdo con una fuente citada por The Times, para la duquesa de Sussex “serán seis meses de escucha. Está buscando consejos de una variedad de personas, va a proceder con humildad. Sin embargo, no va a ser nada tranquilo".
"En términos de etiqueta, puede haber algunos consejos sobre tradiciones británicas: como fiestas de té y banquetes formales", explica, en declaraciones a la revista InStyle, Alexandra Messervy, directora ejecutiva de The English Manner.
La ex actriz se entrenará en las artes de la realeza para saber cómo comportarse en presencia de la Reina y en el vendaval de eventos que le depara el futuro.
Por otra parte, a la abuela de su marido siempre tiene rendirle reverencia y, como era de esperar, debe decir adiós a su carrera de actriz.
Solo queda por ver si la duquesa podrá conservar su estilo auténtico que por muchos años ha marcado tendencia.
Fuente el Nuevo Herald
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