lunes, 18 de septiembre de 2023

Que bien........José Luis Récords es una leyenda en la promoción, venta y producción de bachata. Un referente al que es imposible eludir de la historia este género


Por Marivell Contreras-Arte y Cultura
Picoteando el Espectáculo
Hay nombres que subyacen en el recuerdo y otros que permanecen en la memoria inmediata, al hablar de bachata en el país, muchos recuerdan a Radhamés Aracena y su influyente emisora Radio Guarachita, pero se olvidan que más allá hay toda una estructura que fue industria del disco y la promoción de los principales bachateros, responsables del éxito de muchos artistas y artífices de una discografía que forma parte de la memoria emocional del público.

Uno de ellos es José Luis Récords, un referente al que es imposible eludir de la historia este género y sus grandes y permanentes éxitos. Nacido el 16 de mayo de 1945, en El Higüero. Fue de su mano que en los umbrales de los 90 se hizo popular y querido Luis Vargas, pero seríamos mezquinos si nos quedamos ahí, porque de su sello discográfico salió la producción más exitosa de Teodoro Reyes, entre otros muchos artistas vigentes en el gusto de las generaciones de antaño y de ahora.

Su historia, como la de la mayoría de la gente que se ha destacado en el mundo discográfico, es una demostración de voluntad, talento, providencia y visión.

José Luis empezó con un burro (como llamaban al recuadro de madera, alambre, y fondo plástico en que los quinieleros se apostaban en las esquinas y se paseaban por las calles gritando: «quinielero», «quiniela» o cantaban los números completos para seducir a «los jugadores», fueron el primer soporte de venta de los discos sencillos que empezó a vender en La Vega. Luego se convirtió en un vendedor de discos ambulante, que viajaba por el país, llevando los discos sencillos (doble cara) no por las calles sino por donde quiera que había una vellonera.

«Donde empecé a progresar fue cuando se me ocurrió ir los domingos al mercado de la Duarte. Iba a los distintos lugares, como bares, pedía una cerveza y hacía que me colocaran los discos que llevaba, después que sonaban dos o tres veces los vendedores se acercaban a preguntar quién era y eso, vendía hasta 200 discos solo ahí, cada semana», recuerda.

Quisimos rescatar la figura de José Luis Santos, a propósito de una conversación sobre el destacado artista de la guitarra, Eladio Romero Santos, con su hijo Sergio, sin embargo nos impresionó su propia historia y lo que conoce desde su experiencia en el género.

Muchos han pensado que tu apellido es récords, ¿fue que tú te lo cambiaste?
No, mi nombre completo es José Altagracia Santos, yo sólo tengo un apellido, que es el de mi madre, porque el papá mío salió muy malo y lo dejamos fuera.

¿Cómo tú llegas a la bachata?
Yo comienzo en la bachata en 1967, con un amigo llamado Manuel Meregildo, propietario de la casa disquera Marisol Récords. De ahí, de la avenida Duarte, donde además estaba también, Unidad Récords, de Maximino Sánchez y también estaba CMB que fue de los primeros sellos de bachata y que era propiedad de Cuco Valoy, que ahí fue donde comenzaron a grabar, casualmente Ramón Cordero, Edilio Paredes, Bernardo Ortiz y Mélida Rodríguez. CMB quería decir Cuco y Martín Valoy. CMB no era de Cuco solo, sino propiedad de los hermanos Valoy que también tenían una emisora frente a la tienda de discos en la París con la avenida Duarte. Pero antes de eso hay una casa disquera que aquí la mencionan poco, que fue la que comenzó con la grabación de bachata si no me equivoco, creo que empezó primero o a la par con La Guarachita, que se llamaba Casa Alegre y que su dueño era Bienvenido Ortiz y quedaba en la María Montés», asegura José Luis.

El que habla puede hacer una radiografía de la historia y los orígenes no del género como tal pero sí como empezó el negocio, la promoción, las ventas, el mundo de las disqueras, los artistas y sus carreras, pues tiene ya casi 55 años completamente dedicado al género de amargue.

«Te dije de Bienvenido Ortiz, quien era el propietario de la disquera Casa Alegre que fue la primera en grabar a Ramón Cordero y a Mélida Rodríguez; y a Fabio y a Miguelito Cuevas y a muchos más bachateros de la época, ya que prácticamente él fue el iniciador, el que se inspiró y vio algo positivo, porque él sabía que eso se iba a dar [tener éxito].

José Luis puso su primer negocio físico en La Vega, cuenta que su tienda de discos que quedaba en la calle Duvergé 17 y poco tiempo después empezó a interesarse en la parte creativa y así nació Producciones José Luis, que quedaba en la calle Restauración esquina Juan Rodríguez, donde además de vender discos de pasta y sencillos, luego también incluyó casetes y se inició en la fabricación.

La venta de esa música, ¿cómo era? porque… ¿era bachata ya?
Cuando yo comencé ahí empezó a llamarse bachata a la música de guitarra, porque antes le decíamos bolero. Si ya comenzaba la bachata, no como ahora, pero comenzaba ya la bachata.

¿Pero se relacionaba el nombre con ese tipo de música?
Si, porque tú sabes que cuando empezó Radhamés –sus inicios fueron en el 60 y algo– a bregar con emisora, y ya de ahí empezó la bachata de guardia, y así se le decía: bachata de guardia, me entiendes. De ahí empezó la cosa a caminar. Radhamés, le diría, fue uno de los pioneros, no el pionero, porque no fue el que comenzó, pero si le dio toda la fuerza que hoy tiene la bachata.

Le dio la permanencia en el tiempo.
Exacto, el creyó en eso.

Creyó en su negocio…
Creyó en que era un negocio y también él era un enamorado de él, vivía en eso, porque si tú no lo vives, no puedes joder con eso, hay gente que vive de eso y no te sabe decir una letra porque no lo oye.

Entiende que quién trabaja la música y vive de eso, «por lo menos debe vivirla, los que vivimos de eso, que la bailamos y la gozamos, los que estamos en la vaina de verdad, le damos otro valor. Aunque él me decía ‘daña’ artistas».

¿Pero, por qué?
Porque éramos competencia. Me tenía a mí como competencia, no tenía a más nadie. Los artistas le decían ‘Radhamés pero usted lo que me está pagando son 10 pesos por grabar los instrumentos y José Luis me está pagando 15 pesos’, y él decía ‘no me hable del hombre del sello blanco’.

Aparentemente lo que dañaba no era a los artistas, sino el negocio. Cuenta que el sello era blanco por el simple hecho de que no tenía recursos para imprimir etiquetas más elaboradas y coloridas.

[Risas]. Pues si todavía hay artistas que me dicen, por lo menos Tony Santos me dice a mí que todavía estamos grande, a veces estamos hablando y lo recordamos ‘a mí no me hables del daña artistas, del hombre del sello blanco de Santiago no me hables de ese hombre.

En la actualidad y desde mediados de los 80, José Luis vive en Santiago. En Santo Domingo se convirtió en uno de los zares de la parte alta, pues hasta mediados de los 90 había que ir allí a comprar bachata.

Su tienda de la avenida Duarte era una de las que más discos vendía y a la que todos debían ir, a buscar a sus artistas y productos, tales como Eladio Romero Santos (La muñeca, La muerte de mi hermano), Luis Vargas (El Jardinero), Juan Bautista (Asesina sin matar), Tony Santos (La radio); Maríita (Susana Silfa), con su Apuya papi; Ramón Cordero (Amor del bueno), Leonardo Paniagua (Chiquitica) y Álida Liranzo, entre muchos otros.

Hoy José Luis Récords ha hecho lo que la mayoría de los disqueros de la vieja época, vive de su catálogo. Ellos lo renuevan al grabar con la tecnología y arreglos de hoy y luego colocan esas producciones en las plataformas musicales streaming, a las cuales todos acudimos para ponerle música de fondo a nuestro estado de ánimo.

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