Keith Urban ha dedicado a su esposa Nicole Kidman su canción Gémini, una oda a su esposa a la que califica como "una maníaca en la cama". Ahora la actriz australiana Nicole, de 52 años, ha admitido que no le importa ser la musa de su marido, el famoso cantante de música country.
Hablando en el programa Kyle And Jackie O de KIIS FM, la estrella de Moulin Rouge dijo: “Nunca voy a censurar su arte cuando me he convertido en su musa”, reconocía la actriz, que aseguraba que escuchar algo así “le daba vergüenza” pero que al mismo tiempo era “mejor que oírle cantar que “soy una aburrida y que debería esforzarme”. En otro momento del tema afirma que "tu mujer te despierta en mitad de la noche para hacerte el amor”.
El sencillo no pasó desapercibido e incluso despertó algunas críticas. "Es solo una canción divertida y sexi sobre mi mujer", aseguró el cantante al diario The Daily Telegraph. “Si pienso todo eso sobre ella, ¿cuál es el problema?”, ha insistido. No obstante, según la revista Vanity Fair, Urban dudó antes de dejar las confesiones íntimas por escrito. “Mi primera reacción fue, ‘No sé si debería decir eso”, ha reconocido el músico a la revista Rolling Stone. Pero según ha precisado Vanity Fair, su letrista Michael le ayudó a decidirse después de que le pidiesen que describiese a la actriz.
La pareja, que celebró el pasado mes de junio 12 años de matrimonio, ha sabido convertir una unión en la que pocos confiaban, en un ejemplo de complicidad y de cómo saber gestionar los numerosos períodos en los que se separan a causa de sus respectivos trabajos. Algo que consiguen con mucha conversación telefónica y evitando los mensajes escritos que puedan dar lugar a malinterpretaciones. Ambos se acompañan en sus respectivas alfombras rojas, aunque el glamour —también la altura— de la actriz que estuvo casada con Tom Cruise, eclipse la mayoría de las veces la imagen del cantante a quien se le nota que se encuentra más cómodo vestido con vaqueros y camiseta y escudado tras su guitarra
Las muestras de cariño que se prodigan en público y la felicidad que ninguno de los dos trata de esconder, también conoció momentos espinosos. Solo cuatro meses después de conocerse, Keith Urban ingresó durante 90 días en la clínica Betty Ford para seguir un tratamiento de desintoxicación. “Durante mucho tiempo el alcohol y las drogas, sobre todo el éxtasis y la cocaína, eran lo mío. Puedo decir que me encantaban”, ha confesado el cantante en más de una ocasión.
A pesar de hablar tan claramente, Urban nunca fue ese tipo de duro rockero que destroza habitaciones y salta de cama en cama. Antes de que apareciera la protagonista de Australia o El secreto de una obsesión, el cantante mantuvo una relación sentimental de ocho años con Laura Sigler, asistente de veterinaria. Después tampoco ha dudado en dar a su mujer el importante lugar que ocupa en su vida: “Cuando conocí a Nicole volví a nacer. Por primera vez en mi vida sentí que de verdad podía deshacerme de los grilletes de la adicción sin recaer constantemente”.
No es muy conocido en Europa pero su música sigue llenando los recintos en los que actúa y su imagen ha ganado puntos en Estados Unidos desde que participó hace unos años como coach en La Voz y como jurado en el concurso American Idol. Cuando gana un premio siempre se acuerda de mujer y sus hijas, Sunday Rose, que tiene 11 años, y Faith, de ocho, nacida por vientre de alquiler y muy semejante físicamente a su madre. “Muchas gracias baby, te quiero mucho”, le dijo el cantante a su esposa al recoger un galardón como mejor artista de los Premios ACM: "Te quiero a ti y a nuestras chicas”. Y las cámaras inmortalizaron la lágrima que corrió por la mejilla de Nicole Kidman.
Fuente El Pais
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