Picoteando el Espectáculo
Eduardo Yáñez mantiene una vida saludable a sus 63 años, aunque hubo una época en la que tuvo que lidiar con su alcoholismo, pues llegó a tomarse una botella entera de whisky en una noche, motivo por el que llegó a ser amarrado a su cama para evitar que saliera de noche a beber un trago.
El actor fue entrevistado por Matilde Obregón, quien le preguntó cuáles eran sus rutinas para mantenerse joven y saludable, por lo que el famoso actor reveló que, en realidad, sólo se alimenta balanceadamente entre semanas, pues los sábados y domingos disfruta de la comida con más calorías.
"Una torta el sábado y el domingo pues que la barbacoa, que los taquitos de carnitas y ya", dijo sonriente.
También destacó que, en la actualidad, no toma "ni una copita", debido a que enfrentó cinco años complicados en el que era dependiente del alcohol, motivo por lo que tuvo que dejar el alcohol de manera definitiva.
"Pasó mi época de pedote ya, (me porté) muy mal, cinco años duré en el alcohol, pero de manera gruesa, no la copita que todo mundo se sabe echar en la mesa a la botella, no, no... yo era botella al día, una botella de whisky de noche", precisó, casando la sorpresa de Matilde.
El actor aclaró que, a pesar de su adicción, durante el día evitaba todo acercamiento con la bebida, pues eran horas en que tenía que cumplir a sus llamados.
"Llegaba a mi casa y me entraban los complejos de la infancia y esas pend*j*das y empezaba yo, sientes que con el alcohol te curas y te vuelvas más valiente, te flagelas, sufres y te engañas", contó.
Y aunque el actor estaba muy inmerso en su adicción, un acontecimiento que sobrepasó cualquier límite fue el que lo hizo caer en la cuenta que estaba acabando con su vida, pues un día, cuando ya no tenía alcohol en casa, optó por beber la colonia que tenía para afeitar.
"Terminé tomando Aqua Velva, que es para cuando te rasuras, con agua de la llave, ya no había más alcohol y no estaba capacitado para salir a la calle, estaba mal, pero yo quería seguir tomando", recordó.
Ingerir esta sustancia le produjo consecuencias al día siguiente:
"Al otro día, amanecí con toda la cara roja, llena de ronchas, así horrible, hinchado, las venas saltadas, los ojos rojos; me vi en el espejo y decidió que eso no era lo que quería para mí y lo solté", destacó.
Además, se sinceró y dijo que tuvo que superar su adicción por sí sólo, debido a que si hablaba de ello, la prensa se enteraría, por lo que tuvo que recurrir a prácticas como ser amarrado a la cama para que no saliera por la noche, en búsqueda de un bar.
"Gerardo Ledezma era mi asistente por esa época y me ayudó, me tuvo que amarrar a la cama, había noches que me tenían que amarrar porque si no yo me salía, me iba por un trago a las dos o tres de la mañana", confió.
A pesar de que tuvo algunas recaídas, el actor nunca volvió a disfrutar de la debida, pues al volver a tomar sentía que se traicionaba así mismo.
"En ese tiempo de dejarlo y no caes otra vez, de pronto, y empiezas a luchar con eso porque, cuando caes, ya no eres feliz, (piensas); ´-¿por qué caí, por qué lo hice otra vez´", empieza esa horrible lucha interna de tus demonios, tus santos, donde, afortunadamente en mí ganó mi vanidad porque físicamente te destruyes", destacó.
Fuente Mariana Lebrija Clavel-El Universal Online
1 comentario:
Vamos que esta diciendo que el romo no mata, es el estres
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