Picoteando el Espectáculo
Yamilet González contó con la dicha de encontrar la vía que la condujera a la sanación y a la transformación tras el padecimiento de una depresión que la llevó a descubrir lo que ahora es una gran pasión.
“La González”, como le llaman sus seguidores, está dotada un ingenio y una gracia humorística con sabor a campo y con olor a dominicano y sin proponérselo se convirtió en una estrella del humor. Cuando era niña su madre la dejó al cuidado de sus abuelos, en un campo en La Vega. Esto la hirió de tal manera que la marcó para toda su vida, sin imaginar que el destino la llevaría a tomar una decisión similar con su propio hijo más adelante, cuando fue a estudiar a España.
La historia de La González es una semblanza llena de aventuras, aprendizajes, entereza y de una gran fe en Dios.
Yamilet fue una niña alegre, pero con el peso de haber asumido a los cinco años el cuidado de su hermano menor. Un día su madre llegó y le puso en brazos al bebé y le dijo: - ese muchacho es tuyo, cuídalo como si fuera tu hijo-.
La humorista recuerda que sintió una enorme responsabilidad, aun sin tener conciencia de lo que significaba cuidar a un bebé.
“Mi mamá nos dejó con nuestros abuelos porque ella tenía que trabajar en la capital para mantenernos, eso yo no lo podía entender a mi corta edad y viví con un resentimiento muy grande”, relata en su visita a LISTÍN DIARIO.
A medida que fue creciendo, su vida fue transitando de manera “aparentemente” normal. Luego de tener a su primer hijo, su madre decide enviarla a estudiar a España para que se concentrara en los estudios y no se convierta en madre de dos o tres niños más.
Es en esa etapa cuando comienza el calvario emocional de Yamilet. La depresión la golpeó como un tsunami al no perdonarse ni concebir el hecho de haber tenido con su hijo el mismo comportamiento que tuvo su madre con ella al dejarlo.
La dominicana comienza un peregrinar al lidiar con una fuerte depresión, la que después sanó, logrando transformarla y capitalizar en unos personajes que nacieron en las redes sociales, llegando a traspasar a los shows de humor en vivo, en donde ella lleva un mensaje alusivo a problemas de comportamiento que afectan al ser humano.
Siempre supo que tenía su gracia, pero tuvo que trabajar, conocerse y profundizar en sí misma para percatarse de poseer ese don, “esa gracia divina que Dios había depositado en mí y que me tomó tiempo, pero la descubrí”.
Cuando Yamilet tuvo que desprenderse del vínculo madre-hijo, siendo su primer hijo de apenas meses de nacido y mudarse a España se sumergió en un estado ansioso y depresivo, recuerda que tomó la decisión de marcharse sin estar consciente de dolor que le provocaría la separación de bebe deseado.
Estando en Madrid entró en un bucle emocional, un fenómeno psicológico por el cual nuestra mente queda “enganchada” en un objeto, ya sea real o imaginario. “Y empecé un diálogo hacia mí misma que me hundía y empecé a maltratarme. El diálogo interno es muy importante, lo que te dices a ti de lo que te está ocurriendo, cómo te sientes, y entonces comencé a usar un dialogo interno muy negativo conmigo, ese sentimiento de culpa que abandoné a mi hijo, en vez de concentrarme en buscar una solución”.
Entonces estando en una consulta con una doctora, en Madrid, en donde Yamilet fue a contarle sus penas, sus miedos.
“Vivía con una ansiedad que el dolor en el pecho era tan fuerte, que solo podía dormir sentada, cuando le conté porque yo tenía esa tristeza tan grande, me dijo con frialdad que fuera a morirme a mi país, pero esas palabras tuvieron una reacción en mi vida, conectaron las neuronas y salí de ahí a trabajar en una solución y me fui a mi país a buscar mi muchacho”, manifestó.
De su experiencia de vida, Yamilet se considera una buena alumna, así como también ha querido compartir todo lo vivido con la gente. “Entiendo que todos los procesos de cada personas son distintos, pero si cuento mi experiencia de vida y digo que no quiero que usted piense o viva como yo, quiero que usted sienta curiosidad y aplique la lógica de la vida, al final no es tan difícil vivir tranquilo, el quitarle la complejidad a todo el tu desenfadarte con el mundo, es un proceso…”.
La humorista tiene un mundo de situaciones engorrosas de la que muy bien logró superar y aprender como dos fracasos empresariales, “empezar desde menos cero, también he pasado por una separación de mi primer matrimonio, un poco tediosa, he sufrido las traiciones de la gente que amas, que tu no espera que te van hacer daño, pero entiendo que siempre que ocurre una crisis importante en mi vida me lleva a un nivel superior y me enseña a ver la vida desde otra perspectiva”.
Fuente Ynmaculada Cruz Hierro-listin diario
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