viernes, 20 de septiembre de 2024

María Celeste Arrarás en RD: revela su nueva vida fuera de las cámaras. “Siempre fui muy curiosa, muy metiche y creo que eso fue lo que me llevó al periodismo"


Picoteando el Espectáculo

Desde muy pequeña María Celeste Arrarás Mangual supo que su vida estaría marcada por la narración de lo que veía y sentía. Creció en Puerto Rico, en una familia de educadores, un entorno que la marcó profundamente.

Su padre, rector de una universidad, la rodeó de un ambiente académico y cultural desde temprana edad. “Crecí en un campus universitario hermoso y yo era como la mascota de la universidad”, recuerda con cariño durante una visita, el jueves, a Listín Diario.

“Los estudiantes me hacían fiesta, se metían conmigo y yo incluso vendía lápices, y como era la hija del rector, ¡me los compraban todos!”, dice.

Ese pequeño mundo lleno de saber y belleza, hizo de su niñez “una muy saludable”.

Cuenta que se sentaba a escuchar las conversaciones de los adultos, donde profesores universitarios hablaban de literatura, mitología griega, poesía y música.

“Siempre fui muy curiosa, muy metiche y creo que eso fue lo que me llevó al periodismo. Me encantaba escuchar las conversaciones de los adultos y yo me sentaba y no hablaba, yo solamente escuchaba porque sabía que si hablaba me botaban”, rememora.

Ella relata que tenía sus muñecas como cualquier niña y además de eso y de estar rodeada de intelectuales, desarrolló grandes habilidades en la natación, alentada por su padre, quien fue presidente del Comité Olímpico Puertorriqueño.

“Era muy talentosa en natación y llegué a competir en las Olimpiadas de Montreal. Gané varias medallas, pero mi papá siempre fue muy estricto conmigo. Recuerdo que cuando me distraía con los amigos, me sacaba del agua por los pelos”, dice.

Mientras surcaba las aguas con agilidad y fuerza, en su mente había otras pasiones. Desde los diez años, un deseo secreto la acompañaba: escribir una novela.
Fuente Shaddai Eves

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estando en High School, ella se acostaba con un profesor, debajo de unas escaleras del colegio. Dicho por ella misma. Siempre me da curiosidad como los cueros se vuelven tiernas cuando entran en la vejez

Anónimo dijo...

maniatico