Picoteando el Espectáculo
Hoy el cine dominicano pierde a uno de sus grandes fundadores, pero su legado permanecerá eterno.
Ha partido Agliberto Meléndez, pionero incansable, cineasta valiente y creador de “Un pasaje de ida”, esa película que abrió camino cuando contar historias en pantalla grande parecía imposible en nuestro país.
Fue mucho más que un director. Fue un soñador que luchó para que República Dominicana tuviera cine propio, para que nuestras tragedias, nuestras luchas y nuestros sueños fueran contados con dignidad.
Para nosotros este adiós es profundamente personal. Mi padre, Pericles Mejía, tuvo el privilegio de trabajar a su lado en “Un pasaje de ida”. Juntos escribieron una de las páginas más importantes del cine dominicano, demostrando que aquí también era posible hacer cine que trascendiera fronteras.
Hoy, quienes amamos esta industria, quienes vivimos para contar historias, nos quedamos con su ejemplo y su pasión.
Gracias, Agliberto, por encender esa primera chispa que todavía arde en cada sala oscura y en cada mirada que se emociona frente a la pantalla.
Tu voz, tus ideas y tu coraje nunca se apagarán.
Descansa en paz.

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