"Y la gente puede verla, realmente puede verla".
El recorrido por el deslumbrante mundo de los concursos de belleza en Estados Unidos de Victoria Graham, una estudiante de 22 años del estado de Maryland, ha sido muy poco tradicional.
A primera vista se ve como cualquier otra participante, pero Victoria tiene el Síndrome de Ehlers-Danlos (SED), una enfermedad genética rara que afecta sus tejidos conectivos.
Al recordar su primer certamen, cuenta: "Caminé por la ruta designada con un collarín, rodeada de todas esas mujeres altísimas y hermosas".
"Vi a mi papá y le pregunté: '¿Qué estoy haciendo aquí?' Era cómico".
Victoria no fue siempre tan abierta sobre su condición. "Hasta que dejé la escuela, a los 19 años, escondí mi enfermedad de los demás", dice.
"Preferiría que se me dislocaran las piernas antes de que alguien me viera con una rodillera", señala.
Pero se dio cuenta de que hablar de lo que padece la hacía sentir empoderada y le permitía ayudar a otras personas en la misma situación.
"Mis lesiones no eran normales"
Victoria creció practicando gimnasia. Sus entrenadores le habían dicho que era "demasiado flexible".
Se dio cuenta de que algo no estaba bien después de que sufrió un accidente haciendo gimnasia. Tenía 10 años.
"Tuve lesiones que no eran normales, las cosas no tenían mucho sentido", indica.
El SED es notoriamente difícil de diagnosticar. Victoria pasó tres años viendo a doctores de diferentes especialidades, intentando determinar cuál era el problema.
Cuando tenía 13, su familia encontró un genetista que le dio el diagnóstico.
"Fue extraño porque, aunque no hay tratamiento ni cura, estábamos eufóricos porque finalmente le podíamos poner nombre a lo que estaba pasando", recuerda.
En la familia
Se volvió evidente de que el problema de Victoria era hereditario. Y solo así su madre, su hermano y otros miembros de la familia supieron que tenían formas menos severas de la enfermedad.
Fuente BBC mundo
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