Por Joseph Caceres/Arte Nacional
Las giras de orquestas han disminuído, y las que todavía se atreven a viajar se presentan en diminutos restaurantes y los denominados “lounge” con capacidad para menos de 100 personas, salvo excepciones como la de Héctor Acosta, aunque propiamente cuando hace su gira a USA no depende de la ciudad de Nueva York y sus condados, sino que se mueve con su merengue y bachata por diferentes estados.
Atrás quedaron los tiempos en que en la urbe se juntaban 4 y 5 orquestas, como también son parte del recuerdo los grandes clubes con capacidad para mil 500 personas, tales como Estudio 84, las prresentaciones en Roseland, Copacabana y otros locales de amplia envergadura.
De igual manera los conciertos en Radio City Music Hall, Madison Square Garden, Lincoln Center, y otros locales de gran prestigio.
Ahora quienes más salen de gira son los intérpretes urbanos, aunque para presentarse en restaurantes y los llamados “cuchifritos”.
Definitivamente en Nueva York se cumple aquello de que “ya la pava no pone donde ponía”.
¿Culpable? El tiempo…el implacable cambiante tiempo.
Quienes tenemos la dicha de haber vivido el auge y apogeo de la música latina en la gran urbe, podemos establecer esas comparaciones, a veces odiosas, pero reales e inevitables.
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