Vía Wilbert Peguero
Según Steven Parton, escritor y estudiante de la naturaleza humana, quejarse afecta al cerebro y tiene graves repercusiones negativas para la salud mental. De hecho, quejarnos puede literalmente matarnos.
Ya sabemos que el cerebro realiza constantemente una gran cantidad de sinapsis. En nuestro cerebro, las neuronas están separadas por un espacio vacío llamado hendidura sináptica. Cada vez que tenemos una idea, un pensamiento, una sinapsis dispara un químico a través de esta hendidura, creando un puente por el que cruzará una señal eléctrica. “Cada vez que se activa esta carga eléctrica, las sinapsis se agrupan para disminuir la distancia que esta carga eléctrica tiene que cruzar: el cerebro cambia sus propios circuitos, para hacer más fácil y más probable el desencadenamiento del pensamiento“, aclara Parton, informó muyinteresante.
¿Qué efecto tiene esto? Que si tenemos pensamientos negativos habitualmente condicionamos a nuestro cerebro a ser más pesimista. No solo pensar de forma negativa repetidamente hace que sea más fácil pensar más frecuentemente en cosas negativas, sino que también provoca que sea más probable que los pensamientos negativos nos vengan al azar. Básicamente quejarnos a menudo hace que cuando llega el momento de formar otro pensamiento, el pensamiento con el ‘camino más corto’ en nuestro cerebro, sea el negativo frente al positivo (que tendrá el ‘puente más largo’).
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