Nos guste o no, las redes sociales han llegado para quedarse y quien quiera pertenecer deberá, en mayor o menor medida, participar de alguna de las tantas plataformas disponibles hoy día para hacer de nuestra rutina diaria – por más mundana que pueda ser en la vida real – una construcción lo más perfectamente pulida para nuestro entorno social online.
Peleas de pareja, un mal día en el trabajo, algún kilo de más ganado en un fin de semana de maratón de Netflix sepultado bajo las sábanas o la simple sensación de incertidumbre que puede generar el madurar o intentar llevar adelante un proyecto personal con resultados no del todo favorables son tópicos definitivamente prohibidos en espacios como Facebook, Instagram o Snapchat donde la vida de todos es aparentemente perfecta tras ser filtrada con el objetivo de nunca mostrar el verdadero yo.
La comedia dramática Ingrid Goes West recientemente estrenada en los EEUU, con dirección y guión de Matt Spicer en conjunto con David Branson Smith, tiene como protagonistas a la genial Aubrey Plaza – quien saltó a la fama por la comedia Parks and Recreation – además de la actriz en ascenso Elizabeth Olsen y busca dejar al descubierto el mundo oculto de quienes viven para proyectar una imagen perfecta en redes.
El filme proyectado en el prestigioso festival de Sundance de 2017 – donde obtuvo el premio Waldo Salt al mejor guión – fue estrenado en las salas de los EEUU el pasado 11 de agosto de la mano de la compañía de distribución independiente Neon.
Plaza interpreta a una joven mentalmente inestable oriunda de Pensilvania quien, tras descubrir que una "amiga" no correspondida de Instagram no la invita a su boda, decide caer de sorpresa en el evento para arruinar en pocos segundos lo que se esperaba sea una celebración perfecta, obviamente compartida hasta el hartazgo en redes.
El personaje principal de la oscura comedia pasa un breve período en un hospital psiquiátrico luego de perder a su madre, momento en el cual descubre gracias a las redes la vida ideal de Charlotte, a quien le envía cartas para contarle su historia, creyendo que la blonda se había convertido en una persona de su círculo íntimo luego de que esta le pusiera "like" en uno de sus comentarios.
Paralelamente Ingrid se obsesiona con una influencer llamada Taylor Sloane, interpretada por Elizabeth Olsen, y obnubilada por lo que ve en redes, decide utilizar los USD 62.000 de herencia dejados por su madre para mudarse a Los Ángeles – cuna de entre otras celebridades de la vida real de las hermanas Kardashian – con el objetivo de convertirse en amiga de la vida real de la estrella de las redes.
Luego de alquilar una casa en Venice, Ingrid se embarca en una cambio de imagen y comportamiento radical que la lleva a imitar a su objeto de adoración, frecuentando los mismos sitios donde Taylor comparte sus fotos y hasta copiando su aspecto físico.
El film ha tenido un considerable índice de aprobación del 88 por ciento en el sitio de calificación Rotten Tomatoes, con una puntuación promedio de 7.2 sobre 10 y las críticas de periodistas especializados han sido favorables. El Hollywood Reporter dijo que la película ayuda a desnudar al mundo de los influencers y destapa cuan "superficiales, fantasiosos y faltos de un propósito fundamental" pueden llegar a ser.
Variety por su parte destaca cómo el filme de Spicer "muestra un mejor entendimiento de las extrañas maneras en que permitimos que las redes sociales manipulen nuestras emociones" y la preocupante necesidad constante de ser validados virtualmente mediante "likes" y comentarios halagadores.
Fuente Infobae
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