Según el diario The Sun, Kuznetsova dejó a su hijo de nueve meses, Egor, en su casa de Rostov, en su carrito y abrigado. Su marido había partido días antes al servicio militar.
Tras abandonarlo se fue con sus amigas y se hospedó en una residencia universitaria. A ellas les dijo que su hijo estaba con una tía. Durante esos días siguió publicando en sus redes sociales, como cualquier adolescente: “De fiesta con Nastya”, “Me teñí el pelo de negro”. O reflexiones como la siguiente: “Discutimos, guardamos rencor y nos enfadamos con quienes sinceramente amamos y tenemos miedo de perder”.
Los vecinos fueron quienes dieron aviso a la policía cuando no vieron movimientos en la casa durante una semana. Pero cuando los agentes llegaron era tarde: encontraron el cadáver del bebé, con signos de desnutrición y agotamiento.
Apenas dio a luz la joven había intentado dar su bebé en adopción. Lo dejó en un orfanato. Pero hace dos meses volvió a vivir con ella.
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