Fuente ensegundos.do
Picoteando el Espectáculo
Los Premios Soberano, que entrega anualmente la Asociación de Cronistas de Arte con el auspicio de la Cervecería Nacional Dominicana, se encuentran en una situación de incertidumbre por el no acuerdo en torno a la metodología de selección.
Se hace necesario una guía u hoja de ruta que establezca mecanismos y procedimientos que revise la metodología de selección con sentido de humildad institucional, apertura a la crítica, adhesión a nuevos patrones y criterios para que el resultado sea la garantía de que los Premios Soberano, sean posibles y justos.
Se impone establecer una hoja de ruta para preservarlos:
– Ratificación de que la selección general de los artistas siga siendo potestad de los cronistas. La razón de ser del Premio es la votación efectiva de los cronistas.
– Establecimiento de determinadas categorías populares, entre ellas Humorista, Programa de Humor Programa de Variedades, Merengue, Cantante Urbano y otras similares, para que uno de los factores a ser tomados en cuenta sea la votación del público por vía digital, siendo el voto de los cronistas el determinante.
Prohibición total del derecho al voto de los cronistas que mantienen relaciones o contratos con los artistas y eventos artísticos por la vía de las Relaciones Públicas. Esa medida permitiría un desenvolvimiento del proceso de elección de nominados y ganadores, sin influencia alguna a los criterios artísticos.
– Establecimiento de una Comisión de Veeduría, integrada por personalidades profesionales especializadas en arte, no vinculados al activismo de la crónica de arte, con la misión de supervisar el proceso de evaluación, nominación y selección de ganadores. Hace años existió una comisión de asesores, encabezada por Freddy Ginebra, que tenía especial énfasis en el conteo de las fotos para el veredicto final y la selección (sin votar) del Gran Soberano y durante esa época los conflictos y limpieza del proceso resaltó mucho. Por razones desconocidas, esa comisión fue cesada en funciones.
– Atención especial a la selección de la personalidad artística ganadora del Premio Gran Soberano, para hacerla más asertiva para no colocar el premio de espaldas a las expectativas que en oportunidades son un clamor de justicia.
Los Premios Soberano, en su doble condición de ser espectáculo televisivo de primer nivel, y acto de justicia que persigue ser reconocimiento al talento artístico popular y clásico, insistimos, es un galardón superior a la suma de seleccionadores y patrocinadores.
Premios Soberano es un premio nacional al arte y a los artistas, producto de un proceso de selección que en general hace justicia y que puede tener fallos o deficiencias en su metodología procedimientos, que deben ser analizadas con sentido de reflexiva humildad para mejorar su veredicto, evitar conflictos de opinión previos y posteriores a la ceremonia y garantizar su permanencia.
No es posible ni racional, depositar todo el poder de selección al público, que tenderá a votar, como ha votado, por emocionalidad, pasión y – para agravar la situación- poniendo en movimiento mecanismos de movilización de votos a partir de aparatos de mercadeo de los artistas interesados en ganar.
El público joven en capacidad de votar, no tiene el criterio para seleccionar, por ejemplo, los ganadores de arte clásico y otras especialidades del arte popular.
¿Qué ha resultado de la votación de la categoría Soberano del Publico? Mozart la Para, uno de los urbanos de mejores letras, lo ganó seis veces. Seis veces.
Puede haber sido justo una o dos veces, pero obviamente que la votación de esa categoría es susceptible de ser recuperada tanto por la fanaticada joven (que nunca votaría por Lope Balaguer o Juan Luis Guerra, fuera el caso) y los mecanismos del mercadeo. Esa es una demostración de que no es posible pasar la votación al público. Puede el voto popular ser parte de los factores a ser tomados en cuenta en determinadas categorías por el perfil de popularidad que implica.
¿Qué pasaría, por ejemplo, si Programa Diario de Variedades se pusiera a expensas de la votación popular, si un determinado canal con un espacio diario sin los números de ratting de otro que tiene más incidencia, decide poner en movimiento formas de votación web para favorecerse? El resultado es que ganaría un programa con números de incidencia televisiva inferiores al líder en ese renglón.
Acercamiento con humildad
La aproximación a una solución que viabilice una salida a los Premios Soberano, demanda humildad, capacidad de dialogar y entendimiento.
No hay que batir tambores de la guerra y proclamar desde las columnas que Acorarte “tiene empresas esperando para patrocinar el Soberano”. Eso no es ni necesario ni oportuno. No es el tono necesario para las presentes circunstancias.
Hay que distender el ambiente, reconocer los fallos del proceso (que por la misma condición de ser un emprendimiento humano o por intereses) ha tenido fallos y errores.
Fortalecer y crear otros premios
Antes que abrir espacios a la desaparición de premios artísticos, lo que procede es estimular que se fortalezcan los que existen y que surjan otros nuevos.
Una premiación que debe crearse, es la Academia Dominicana de Periodistas de Arte y Espectáculos (ADOPAE), que debe nacer con un perfil propio, diferenciado de los Soberanos, caracterizado por la calidad de su nominación y premiación.
Sería grave error atraer patrocinadores de otros premios y, al contrario, lo lógico sería imprimir un perfil completamente nuevo a su evento, produciendo una selección modélica y modesta, justa e incuestionable que reconozca de cara al 2023 o 2024 (no tiene prisa ni sentido de competir en el instante con nada ni con nadie), sobre la base de un escrutinio académico, el arte y lo artistas dominicanos
Otra premiación artística especializada que ya debe delinear su marco, es la de la Academia Dominicana del Cine, fundada el pasado año con apoyo de Egeda Dominicana, y productores y directores de cine, para reconocer lo mejor del cine y hacerlo ampliando el marco de reconocimiento a la industria establecido ya por el Premio La Silla, de la Asociación Dominicana de Cineastas (ADOCINE) – que por suerte ya ha anunciado la entrega de su edición 2022. Este premio de la industria del cine a quienes la integran, debe recibir respaldo y facilidades para su montaje.
Otro premio especializado, también en cine, es el Festival Fine Arts Hecho en Casa 2022, – iniciativa de Caribbean Cinemas– a entregarse en el primer trimestre del año entrante y que en este año ratificó la calidad conceptual, técnica y artística del cine dominicano, sobre todo hecho por productores y directores jóvenes.
Otra premiación, también en cine, es la selección de los artistas que irán este año al Paseo de la Fama del Cine, por parte de Caribbean Cinemas, en Downtown Center, en la cual se seleccionan para darle sus estrellas a un seleccionado grupo de exponentes de la industria audiovisual dominicana.
De igual modo, se debe producir en el último cuatrimestre del año la tercera edición del Premio Primero de Agosto, a la televisión dominicana, creado por el productor y creativo Juan Carlos Albelo, en 2020 y realizado en plena pandemia (cuando todo el mundo creía que era imposible montar un premio y al efecto se cancelaron o suspendieron varios.
El acto de reconocer el arte y los artistas, debía ser un deber honroso del país y sus instituciones, no un quebradero de voluntades y cabezas.
Lo menos que un país puede hacer por quienes se elevan por encima de la realidad ordinaria, para inspirar nuevas y mejores actitudes frente a ella, es premiar con firmeza y transparencia a sus artistas.
El autor es miembro de Acroarte y Adopae.
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