Cada una de las chicas superpoderosas se lucen con retratos individualizados. Donatella Versace lo hace con un vestido de su firma; Jessica Chastain, con uno de Alexander McQueen; Taraji P. Henson, con un Lanvin; y Kate Moss, con un saco de Gucci totalmente abierto…
Veintinueve años después de su debut, la modelo sigue fascinando. Se cotiza más en las portadas de revistas que en la pasarela y sigue prestando su rostro para muchas campañas publicitarias.
Hija de un camarero y de una agente de viajes, creció en Croydon, un suburbio popular y sin encanto del sur de Londres, y siempre ha estado rodeada por el escándalo. Descubierta cuando tenía solo 14 años en el aeropuerto Kennedy de Nueva York, la joven de rostro pálido y silueta frágil se convirtió en estampa de la tendencia “heroína chic”, la glorificación estética de la delgadez y blancura de los adictos a esa droga.
Se la acusó de hacer apología de la anorexia cuando declaró que “nada sabe tan bien como estar delgada”. En 2005 perdió varios contratos por la difusión de un video en que tomaba cocaína, pero pronto volvieron a llamar a su puerta.
Fuente Infobae
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