“Llevaba un año limpio. Los marcadores tumorales a cero. En los escáners no se veían tumores. El cangrejo estaba tan dormido que incluso llegué a creer que me había curado. Mientras tanto seguía preparando nuestra vuelta al ring. Un disco, una gira y un libro.
2017 iba a ser un año glorioso”, escribe Donés en la web de su banda Jarabe de Palo.
Y añade: “De pronto recibo una llamada del hospital. En el último control los marcadores han subido. Me hago un TAC (scaner) y escondido en el peritoneo encuentran un pequeño tumor. ¡Oh, oh! Malas noticias. Pasé un par de días pensando. El cangrejo volvía a despertarse. ¿Qué consecuencias podría tener eso? ¿Cómo iba a afectar a nuestros planes?”.
Así las cosas, Donés relata que “llevaba un año y medio en casa, un año y medio estupendo, disfrutando del otoño, del mar, de la familia, de paseos por la montaña inexplicables”. Estas sensaciones provocaron que “las ganas de volver a pisar un escenario” se convirtieran en una “necesidad de primer orden”.
“Después de darle muchas vueltas, llegué a la conclusión de que no iba a dejar que el cangrejo me volviera a apartar de la música. Me daba igual. Pasara lo que pasara, dijeran lo que dijeran, en 2017 Jarabe volvía a los escenarios”, cuenta el músico, que acto seguido llamó a su oncóloga.
En esa llamada le explicó a la doctora “todo lo que tenía en mente para este año y que, a pesar de las últimas noticias, no iba a dejar de hacer”. Y agrega: “Tenía un plan y el cangrejo no me lo iba a joder. La jefa (así llamo a la doctora Élez) me dijo que ni se me ocurriera dejar mis planes de lado. Que a por ello, con cangrejo o sin cangrejo, con quimioterapia o sin ella”.
Fuente ABC.es
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