Por Alfonso Quiñones
El editor de espectáculos de de Diario Libre advierte “Si los derroteros del Premio Soberano siguen por ese caminito, correrán la misma suerte del Dorado.”
La alegría en casa de pobre dura poco. A ser honestos, después de los años en que Acroarte pareció ceder ante la sal de ciertos personajillos de influencia pasajera -que nada en esta vida es eterno- vino una etapa de alegría (también temporal) en que todo se equilibró un poco. Pero este año se profundizó el desequilibrio en las nominaciones a los Premios Soberano, aun más que el año pasado. Esto, como es de suponer, va en desmedro del premio.
Ser nominados es un premio en sí mismo. Y ser no-mirado molesta, irrita, agrede. Sobre todo si se ha hecho el trabajo.
Claro que hay muchas nominaciones muy merecidas, que prestigian al premio. este premio que da el pueblo dominicano a sus artistas a través de Acroarte, como he dicho muchas veces. Pero hay ausencias que gritan a la cara. Y una de las cosas más escandalosas en estas nominaciones anunciadas el domingo, ha sido la presencia de un Baile de las Grandes Ligas nominado como Espectáculo del Año. Y en cambio, la ausencia llamativa del espectáculo con el que Fernando Villalona celebró 40 años de vida artística en Bellas Artes, durante dos noches seguidas con producción de René Brea. Y si un Baile de las Grandes Ligas fue nominado, entonces, bajo esos principios ¿por qué no lo fue el primero de Solo Merengue, organizado por Merengueros Siglo XXI?
Definitivamente sí, este año saltan a la vista muchas cosas. Por ejemplo: todos los artistas que maneja Steven Cifre fueron nominados. ¡Oh, coincidencia! Es el caso de Yanfourd, quien no puso ni una ficha de dominó en la mesa, y tiene… ¡dos nominaciones! También fue nominado Gabriel, el mismo que produjo el año pasado un estado de opinión desfavorable, por quien habían dejado fuera a Mark B. Pues bien, este año Gabriel repíte, por un merengue titulado Pa’ nosotros dos, mientras Milly Quezada, la Reina del Merengue quedó fuera con su Que lluevan corazones. Gabriel también fue nominado… ¡como salsero! Otro artista trabajado por Cifre fue Alex Matos, quien sí es merecedor de la nominación como Salsero del Año, aunque actualmente pertenece al catálogo de Amelfis.
Una de las cosas más incoherentes ha sido la ausencia de Nene la Amenazzy, y sí la inclusión del Musicólogo, quien tiene un doctorado en malas palabras. Entre las Revelaciones del Año salta enseguida un nombre perfectamente desconocido. ¿Quién es Jayson Guzmán? Según una nota de prensa es un destacado acordeonista típico joven. Si a esas vamos, debería ser el nominado el niño Diómedes Espinal, quien debutó con el espectáculo La Gallera en el 2015 y se ha presentado ya internacionalmente, con ese montaje dirigido por Jochy Sánchez.
¿No sería justo que existiera un acápite Revelación del Año en música típica?
Y hablando de novedades, ha sido toda una revelación la inclusión de Ruth la Cantante en este acápite, porque ella no es nueva en estas lides. Quizás debió ser incluida entre los salseros del Año.
Siendo la salsa como es el género que más está sonando en los últimos años, ¿no hubiese sido mejor poner un acápite de Orquesta Salsera? A fin de cuentas, no importa que solamente sean dos, si dos fueron los Espectáculos de Humor nominados. Así Ruth hubiese cabidoen el acápite Salsero del Año. Y se hubiese incluido, por ejemplo, a La Pandilla, una agrupación juvenil que sí ha sido una revelación y que se quedó al margen quizás por no contar con un relacionista público dentro de Acroarte.
Otras ausencias notables: El Lápiz y Vakeró entre los Artistas de Música Urbana.
¿Cómo se pudo quedar fuera de Película del Año el mejor documental, con varios premios internacionales: Caribbean fantasy y su directora Johanné Gómez? ¿Una nominación en actriz para Mi suegra y yo? ¿En serio?
Volviendo atrás, dentro de los Espectáculos de Humor, se nota la ausencia del Festival Internacional del Humor de Escenario 360, producido por Joaquín Geara, aplaudidísimo y de altos quilates. Y entre los Artistas y/o Agrupaciones destacadas en el extranjero, debió incluirse a Sergio Vargas quien quizás se presenta más entre Nueva York y Colombia, más que en Villa Altagracia; Michel el Buenón, quien prácticamente vive entre Colombia y Estados Unidos entre otros países; Cristal Marie, por sus presentaciones en Estados Unidos y creación de obras con Amaury Gutiérrez, y otros; Vicente García quien es de los más destacados cantautores en Colombia, donde reside y que pudo ser nominado como Cantante Solista, ya que es un contrasentido que su álbum haya sido nominado y él no como solista.
Y esta sí es grande: Tronco viejo el álbum salsero de Johnny Ventura, que estuvo nominado a los Grammy Latino, brilló por su ausencia, como brilló el Tributo con más de 20 presentaciones en Jalao.
En fin, menos equilibro este año entre sombras y luces. Las incongruencias demuestran que hay que replantearse qué se premia: ¿calidad, popularidad, trabajo? Y más allá que eso, la ética. Pues que un cliente de un relacionista público se pase a otro -”aguántame eso ahí”- deja muy mal parado al gremio. Y lo hemos advertido en más de una ocasión, si los derroteros del Premio Soberano siguen por ese caminito, correrán la misma suerte del Dorado.
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