Picoteando el Espectáculo
Podría decirse que Edgardo Franco, más conocido como El General, es el padre del reggaetón. Sin embargo, esa música hoy lo avergüenza: “Es de satanás”, comentó el panameño, de 47 años.
Tu eres mi mamita rica y apretadita”, cantaba El General en los ’90, sin saber que ese ritmo se convertiría en lo que por estos días es el reggaetón, un género musical latino urbano que puso a bailar a millones de personas en el mundo.
El General, que ganó seis premios Billboard, con 32 discos de oro y 17 de platino, se hizo millonario con éxitos como Te ves buena, Tu pum, pum y Muévelo.
Pero en 2004 decidió bajarse del barco: se retiró y se instaló en un humilde pueblito de Panamá, donde se dedicó a predicar “la palabra de Dios”.
“Escuché a las malas compañías y ellas me jalaron como un anzuelo”, dijo El General sobre su vida licenciosa, cuando saltó a los primeros planos.
La fama, según él, lo llevó a algunos excesos. Se hizo adicto al juego, el alcohol y la prostitución.
Afortunadamente, el templo de los Testigos de Jehová al que iba cuando era chico lo “rescató de una adicción a los aplausos”.
“Me acuerdo de cuando iba en las limusinas y veía a los hermanos predicando”, agregó. “El camino para volver a la verdad fue difícil. Siempre había un contrato más que respetar. Los hermanos me mostraron con la Biblia cuán lejos me había ido”.
El General, que ya no tiene ningún contacto con la vida pública ni las redes sociales, también señaló que se arrepiente de haber tomado aquel camino.
“Yo traicioné a Jehová”, dijo entre lágrimas el artista, que junto al fallecido productor panameño Michael Ellis inventó, hace más de 25 años, el reggaetón, “un reggae muy grande”.
En la Argentina, Clericó con cola, que contaba con Marixa Balli como bailarina, hizo su versión de Te ves buena.
Y hasta se presentó en el programa de Mirtha Legrand, donde se armó una recordada pista de baile en la que, además de “La Chiqui”, participaron, entre otros, Nicolás Repetto y Guillermo Andino.
“Parece una botella de Coca Cola… Menea, menea, menea, menea…”, cantaban y bailaban en el estudio de televisión.
El General ya no quiere saber más nada de perreos.
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